Marian Lora Toro
Cártel de Protocolo 2012-2014
3 de octubre de 2014
No sé al resto de mis compañeros qué se les vino a la cabeza al ser nombrados para participar en este cartel, a mí una frase de un grupo español llamado Vetusta Morla, que en una de sus canciones dice: «parece tan oportuno escapar, parece tan imposible irse sin más».
Después de este desasosiego que venía a dar cuenta, entre otras cosas, de mi desconocimiento sobre el Protocolo Institucional. Más allá de haber oído los textos y las listas de años anteriores, no conservaba memoria ni de unos ni de otras, salvo el poso que pudieran haber dejado algunos en mí.
Decidí, entonces, comenzar por leer y traducir, los textos de los carteles precedentes ¡¡¡tarea imposible!! Google te ofrece una fantasía rota en mil pedazos por la dificultad del juego significante.
Sin embargo, quería estar a la altura de este trabajo… ¿qué altura?, me pregunté. Evidentemente la de los cerros de Úbeda que era por donde me estaba yendo. Deteniéndome pensé que este tránsito no tenía que ver con la experiencia ni con los textos de otros, tenía que ver con mi propio pasaje. Con este convencimiento decidí ocupar mi lugar en este “banquete” sin par.
Llegaron pues, las reuniones, los debates, las dificultades con el idioma, las discrepancias, los textos, nuestra transferencia de trabajo y nuestro deseo. Nos cuestionamos la necesidad de hacer o no una lista y qué implicaba esto. Hablamos sobre diversas cuestiones como: la ética sostenida por AF, los elementos a tener en cuenta a la hora de nombrar, cuestiones subjetivas en torno a todo esto, etc.
En la última reunión, se planteó por parte de uno de los miembros, si lo hecho hasta ese momento tenía suficiente consistencia, si no tendríamos unos argumentos débiles, ¡cómo no pensarlo!, ¿habrá algún cartel que no lo haya hecho?, que no haya pensado que los debates, las preguntas, las ideas, no cierran sino que abren un camino mucho más amplio que no termina aquí.
La pregunta, para mí, era cómo trasmitir lo hablado, lo pensado, lo sentido…., pues bien recordé ese párrafo de los Escritos 1. Cuatro, “El psicoanálisis y su enseñanza”, donde Lacan dice: “Sin detenerme a preguntarme si el texto de mi argumento partía o no de una idea justa en cuanto a la audiencia que me espera, precisaré que al interrogar así: «Lo que el psicoanálisis nos enseña, ¿cómo enseñarlo?» y al final del texto concluye: “Todo retorno a Freud que dé materia a una enseñanza digna de ese nombre se producirá únicamente por la vía por la que la verdad más escondida se manifiesta en las revoluciones de la cultura. Esta vía es la única formación que podemos pretender transmitir a aquellos que nos siguen. Se llama: un estilo”
Esto es algo de lo que propugna AF, dar santo y seña de un estilo. Y una de las cosas que he aprendido, en este tiempo, al conversar con mis compañeros y leer el texto de los estatutos, es que el objeto del cartel va más allá de hacer una lista, es una forma de ir construyendo, definiendo entre todos, esa función enigmática que es la del psicoanalista. Más aún, no cualquiera sino aquella que AF define en sus estatutos, y cito “elaborar esta función es la apuesta esencial de todo nuestro esfuerzo de teorización”. Y sigue…”Si existe un fundamento teórico para la habilitación del psicoanalista, reside en la definición de la función de analista, sobre todo a través de cuestionar su deseo. Todo esto dentro de una ética”.
El cartel del protocolo ha hecho que me interrogue, no solo sobre el deseo y la práctica de otros, aquellos que aparecerían finalmente en la lista. Sino también sobre mi deseo de analista y también sobre mi práctica.
Tomar la decisión de a quiénes nombrar, no ha sido nada sencilla, entran en juego muchos elementos que a veces no son fáciles de mantener a raya, sobre todo el goce, goce para gozar o para hacer gozar. Ardua tarea la de limitarlo.
Y por fin la lista…. Y la pregunta….
¿Es la lista una forma de contradecir el supuesto “solo hay una categoría de miembros”? Pienso que no, desde un principio, y más aún después del trabajo realizado en el cartel “solo hay una categoría de miembros” que se presentó el año pasado, he mantenido la postura de que el hecho de que existan diferencias entre los miembros de AF, no quiere decir que se produzcan diferentes categorías. Sin embargo, es cierto que no se pueden evitar cuestiones imaginarias o narcisistas acerca de la lista. Precisamente por esto es flor de un día. Esta forma de abordar tanto el pase como el protocolo institucional, hablan de ese estilo de AF, mencionado con anterioridad.
No obstante, la pregunta sobre una sola categoría de miembros, en mí sigue insistiendo:
¿Qué quiere decir una sola categoría, qué da cuerpo a esto? Pienso que es algo sobre lo que vamos a seguir debatiendo…