Rober Lévy: "La sexualidad femenina, cuidado peligro"

Marid 21 de marzo de 2015

Quería aclarar algunos elementos que tienen que ver con mi hipótesis de lo que está verdaderamente en juego en los atentados terroristas ocurridos recientemente en Francia, ayer en Tunez y muchos otros.
Los distintos comunitarismos y la radicalización de algunos de sus colaboradores no dejan de plantearnos preguntas, que en mi opinión conciernen de cerca lo sexual… es uno de sus avatares, avatar de lo sexual, es pues la cuestión siempre en filigrana, es decir aunque lo que se reivindique se diga con otras palabras.
La diferencia de los sexos funda toda diferencia y en este sentido es generadora de violencia. En este enfoque las mujeres pagan un tributo muy alto y trataré de desarrollar las razones de tal precio.

El psicoanálisis nos enseña que lo que se establece en la relación entre dos seres hablantes y más especialmente entre un hombre y una mujer no se puede sostener sin la intervención de un tercero. El tercero que el psicoanálisis designa con el nombre del falo. Que el sujeto esté de un lado del sexo o del otro es debido al lazo que mantiene con este significante privilegiado y enigmático que se llama falo, por el que encuentra su lugar en la sexualidad y en la sexuación. Y eso será determinante igualmente para la relación que cada uno mantiene con su pareja y de tal manera que cualquiera que sea el número de personas, la relación nunca será de más de tres, siempre serán tres para que sean dos, aunque haya más que 2 personas en la realidad. Es decir que la posición sexual supone este reconocimiento fálico que fundará las condiciones de la sexuación de cada uno. Es decir la sexuación de cada uno pasa obligatoriamente por este tercero, el significante fálico.

En la identidad sexual y en la elección sexual, la definición estructural de la identidad sexuada como sexual no está regulada por las conductas del sujeto ni por su imagen corporal sino por la articulación, que para cada uno, el lenguaje debe realizar con el cuerpo, articulación donde el falo ordena todo. Es decir que la cuestión corporal no se plantea solamente como una cuestión de realidad del cuerpo sino de que manera se puede articular con el falo la cuestión del cuerpo, en la lengua. Es decir que ser hombre o mujer anatómicamente no es suficiente para encontrarse en el lugar corporal de mujer o de hombre, para encontrar este lugar para cada uno se necesita pasar por algo que concierne a la relación de la lengua, del cuerpo y del falo.

En consecuencia, frente a los intentos de uniformización actuales es es preciso hoy tomar muy seriamente este pasaje muy enigmático de Freud en “Análisis profano”, dice lo siguiente: “la vida sexual de la mujer adulta, ¿no es un continente oscuro para la psicología?”. Este continente oscuro ¿no resulta de aquello que se revela indecible de la diferencia de los sexos? y de la cual curiosamente, las feministas están en el origen de su explicación intentando remplazar la diferencia de los sexos por las teorías del género.
En efecto, cuando algo no se puede decir con palabras se busca un cambio de teoría que permitiría acaso decir lo indecible de la diferencia.

Es el pensamiento feminista americano el que inventó el concepto de género, concepto que fue una manera de encontrar una herramienta para decir el pensamiento sobre la diferencia de los sexos. Se trata pues de distinguir entre el sexo biológico y el sexo social que en 1968 desarrollo Richard Stoller, en la obra “Sex and gender”, libro en el que naturaleza y cultura plantean una tensión en la relación entre los sexos o la diferencia de los sexos. Introduce tres términos: sexo, género y la diferencia de los sexos.

En el siglo XX, se acepta que los términos hombre y mujer comportan, además de su realidad anatómica, un soporte de identificaciones ligadas de manera individual y colectiva. En consecuencia la crítica de las asignaciones sexuales impone una nueva terminología y se trata justamente de tratar esta nueva terminología con la teoría del género.

Voy a citar a Geneviève Fraisse, socióloga y filósofa que trabaja desde hace muchos años este tema, la cito: “el pensamiento feminista conceptualiza la crítica de la dualidad sexual. Género es la palabra portadora de la cosa: esta palabra hay que escucharla como una propuesta filosófica. Se decide, con este concepto de género, simbolizar la necesidad de pensar la diferencia de los sexos. Así la puesta en relieve de esta noción de género es un acontecimiento filosófico contemporáneo”.

Ella señala también que sexo viene de la raíz latina ‘secare’, es decir cortar, aunque género del latín ‘genus gignere’ es engendrar. La dificultad viene también de la cuestión de la traducción en distintas lenguas que no tienen el mismo sentido para una misma palabra. Por ejemplo, diferencia de los sexos en inglés dice algo de la especie humana, mientrás que diferencia de los sexos en francés coexiste con diferencia sexual e incluye también una partición conceptual de la especie. Señalamos igualmente que a diferencia del francés en alemán la palabra ‘geschlecht ‘ designa a la vez sexo y género, así que no se puede decir con esta palabra la cuestión de género y en alemán hay que decir la palabra ‘gender’ para decir género, para precisar se necesita pasar por otra lengua que es el inglés. También en alemán se utiliza ‘geschlechterdifferenz’ para decir diferencia de los sexos o diferencia de sexo. Curiosamente la palabra gender se tradujo rapidamente al plural: los géneros. Inicialmente es la teoría de género no de los géneros. Entonces, la traducción plural introduce el neutro en el sentido gramatical y es justamente el punto esencial porque incluyendo la posición neutra borra el sexo como sexualidad.

Si seguimos la lengua francesa, género designa a veces lo universal, como el género humano y a veces lo particular, como el género femenino o el género masculino, entonces un género asexuado, género universal o dos géneros sexuados. Y Geneviève Fraisse subraya que esta dificultad para encontrar una palabra que incluya a la vez la cuestión particular y la cuestión sexual de la diferencia de los sexos, es la misma dificultad que se encuentra en la tradición de la representación del sexo femenino. Destacamos también que lo que parece plantear problemas en las dos religiones semitas es justamente la prohibición de representar de Dios o de Mahoma, es decir de la imagen que se podría dar a lo que se quiere mantener enigmático y misterioso que ordena el mundo de los humanos. Para los judíos ‘yo soy quien es’ que se podría decir de otra manera con respecto a los últimos eventos terroristas, se podría decir ‘yo soy quien odia’. Es un juego de la homofonia que existe en francés entre soy y odio (est y hait)

Entonces, no hay palabra para representar justamente e idealmente el sexo femenino, tal como hay una prohibición de representar a Dios. El sexo de la mujer y Dios, algo que creo que está muy cercano.

Este deslizamiento de lo general a lo particular es un mecanismo esencial en el discurso sobre la diferencia de los sexos.
En el siglo XIX los hombres podían votar pero para la mujer esta posibilidad es muy reciente.

¿Podemos preguntarnos si Lacan escapa de este escollo introduciendo la diferencia de los sexos a partir del no-todo, es decir saliendo de la oposición binaria ‘o uno o el otro’, o mujer o hombre? En ‘Ou pire’, el seminario de 1972, Lacan dice: «De lo que se trata y de donde yo partí, es lo que se ha hecho para sugeriros l
a utilidad de que haya el Uno, el uno como cifra, para que ustedes puedan entender, escuchar algo de esta díficil bipartición del hombre y la mujer. ¿Todo lo que no es hombre sería mujer? Bueno podemos admitirlo, pero ya que la mujer no es toda, ¿por qué todo lo que no es mujer sería hombre?»

Es eso lo que introduce Lacan, es decir plantea una no reciprocidad. Si lo que no es hombre es mujer eso no quiere decir que todo lo que no es mujer sea hombre. Es decir, en esa bipartición esa imposibilidad para aplicar en esta materia de género algo que sea un principio de contradicción, es eso lo que nos indica Lacan, algo que nos permita, en tanto analista, entender algo más.

¿Qué quiere decir Lacan con este señalamiento que viene de 1972 cuando del tema del género no se ocupaban tanto? Yo pienso que al introducir Lacan la idea de que los dos sexos no comparten el género, de manera que todo lo que se puede tener en un lado no es una razón para ponerlo en el otro lado y viceversa , eso tiene consecuencias fundamentales para el pensamiento sobre el género de manera psicoanalítica. Porque Lacan sale ahí de la famosa cuestión de la diferencia de los sexos o mejor dicho sale de todo lo que se plantea en términos de pares de opuestos que pretende arreglar con las diferencias culturales el número posible de sexos. La mujer es no toda permite de salir de todas las oposiciones binarias y particularmente de la oposición activo-pasivo freudiana, que es lo que Freud mantenía como definición de la diferencia de los sexos: activo lado masculino y el pasivo femenino. E igualmente del continente oscuro que obviamente nos hace pensar en su contrario, es decir la claridad de la sexualidad masculina.

Me parece que esta posición de Lacan respecto a lo que se admitía en el pensamiento filosófico, incluso en el pensamiento freudiano, es una revolución en pensamiento sobre los sexos, es decir salir de la oposición, de la dualidad. ¿Y como sale Lacan de esta oposición?, sale con la introducción del término goce fálico, que es el punto de referencia obligado para los dos sexos. Si los dos sexos comparten algo, es eso lo que comparten, es decir, el goce fálico, pero no es suficiente ya que lo comparten de manera distinta. Es un poco más complicado de lo que parece. En efecto si cualquier hombre se refiere al goce fálico, la mujer –quien es no toda- está también del lado de esa referencia porque posee al igual que el hombre este tipo de goce fálico, pero allí Lacan introduce otro término fundamental, la cuestión de que en el lado femenino hay algo más en cuanto al goce, que es el goce Otro, el goce femenino por excelencia, es lo que define lo femenino porque de manera recíproca el hombre escapa al goce Otro. Este goce Otro supone que solo la mujer accede al mismo, este goce femenino es una experiencia de alteridad, en lo que la alteridad puede tener de más radical. Este goce Otro no es una cuestión de posesión o apropiación de algo, sino como lo subraya Jean Louis Nancy, que sería abertura a una alteridad. Según Lacan, dice Nancy, la mujer estaría más en la posición de gran Otro, el goce haría de la mujer este gran Otro, es decir, lo que está fuera del lenguaje y del sentido y por esa razón escapa a cualquier captura por el sujeto. En consecuencia, el goce masculino, goce fálico por excelencia, no tiene que ver sino con el deseo de una satisfacción ilusoria en si misma para suplir la falta de la castración, pero es una ilusión, no lo puede suplir, es un intento y una ilusión como el sentido, por eso el goce femenino escapa a la dimensión del sentido.

Señalamos igualmente, continuando con esta cuestión de la diferencia de los sexos, que salimos de la cuestión anatómica para entrar en la cuestión del goce, goce en el que caben goces distintos, el genio de Lacan nos permite otras maneras de entender estas cuestiones, e igualmente hay que señalar que al término ‘falo’ Lacan le da dos sentidos distintos, uno sería la función fálica y el otro el goce fálico, es decir que el falo es a la vez una función y un goce. El goce Otro no es una función.

El falo y el goce que a él se liga, enlaza el cuerpo y la palabra articulando definitivamente el placer sexual con el juego de los significantes. Fonación y audición en función de lo que Freud calificaba de libido y que ahora Lacan renombra con la universalidad del goce fálico, es decir para Lacan la libido es el goce fálico.

Dice Lacan, este goce fálico es algo para todos los seres hablantes, igual que Freud hace de la libido una especie de universal humano. Pero Lacan a propósito de la universalidad del goce fálico aporta algo importante porque propone la idea de que habría dos ‘más allá’ del principio del placer. Este título de Freud introduce algo muy importante alrededor justamente del placer, bueno Freud no hablaba de goce, pero podemos entender que se trata de eso. Lacan dice que este universal tiene dos hipótesis posibles, dos ‘Más allá del principio del placer’, porque con respecto a la cuestión del goce si se introduce un goce Otro, distinto del goce fálico, o sea que habría un goce fálico posible, como la libido para todos y otro el goce Otro que es afuera del sentido y reprimido.

Dice Lacan: este goce Otro está reprimido siempre porque no conviene que sea dicho, debido a que decir este goce sería muy inconveniente. Este punto muy interesante se refiere al hecho de que este goce Otro no existe, no tiene existencia directa.

La castración, por otro lado, introduce con la represión una falta que ningún objeto puede colmar, y en este sentido la castración permite una especie de acceso del sujeto al deseo, es decir, a la trama de las metáforas que con la palabra van a intentar articular el deseo, pero este goce Otro no tiene un lugar y acompaña al goce fálico como su sombra sin encontrar nunca un sentido, es fuera del sentido y escapa a lo que habitualmente la castración puede producir como represión.

Entonces, la idea de que la mujer no es toda sujeto de la castración, es decir que una parte de su goce, este goce Otro escapa a la castración, es una fórmula ambigua pero muy interesante: “Entonces no hay más que un goce pero está excluido que haya dos”1. Hay el goce fálico para todos, pero si hay otro goce como el goce Otro para la mujer no se puede decir que sean dos goces iguales. El goce Otro para la mujer no es como el goce fálico, esto es importante. El goce fálico tiene que ver con la castración, con la falta, con el intento de colmar con objetos este agujero que introduce la castración, es una lógica muy directa, aquí en el lado femenino no está todo referido al goce fálico, pasa por el goce fálico pero tiene además el goce Otro que se plantea con una lógica totalmente distinta de la del goce fálico que está referido al padre etc, etc. El goce Otro está fuera del sentido y no es una lógica referida a la castración como el goce fálico, escapa a la cuestión de la represión.

El goce Otro es fundamentalmente un goce del lado femenino que escapa a todo lo que concierne la parte izquierda, que es la parte masculina.

P: Entonces la diferencia de los sexos se podría decir que no es una diferencia simbólica

RL: Si, se podría decir eso, es una diferencia que pasa por la diferencia de goces.

P: Pero si no es oposición de goces no es una diferencia simbólica.

RL: es lo que introduce Lacan, que lo que escapa siempre es este goce Otro tal como la mujer escapa a la representación de su sexo. Con esto encontramos el punto crucial de la cuestión de la imagen del cuerpo porqu
e el cuerpo real se impone más bien a través de las excitaciones diversas o exigencias que apremian y que el sujeto no reconoce en absoluto como suyas. Entonces no tenemos la propiedad del goce de nuestro cuerpo sino más bien algo que tiene que ver con lo extranjero o algo muy raro que nos viene del Otro. La cuestión del goce se diferencia de la del placer, del que podemos decir lo que nos produce placer o no, la relación que tengo con mi goce no puedo decir que es mi goce, no se puede, porque este goce siempre es algo raro, extranjero que nos viene del Otro. La extimidad, a la vez una intimidad muy radical pero la más éxtima que hay.

Entonces, la mayoría de las veces el sujeto se reduce a ser el portavoz bien de ese desecho que sobrecarga, abruma el propio cuerpo, o bien de esta envoltura oscura de un objeto enigmático del cual se encuentra desconectado. Todo este desarrollo a través de la cuestión de los goces nos permite pensar la razón del porque nuestro cuerpo muchas veces, o siempre, es algo extranjero que nos invade, las razones de las desconexiones que tengo con mi propio cuerpo son un poco enigmáticas, a veces me conecto y a veces es algo que me pesa o no es más que una envoltura.

El goce no es el placer, mejor dicho el goce es lo que un sujeto siente como insistencia y repetición y el placer no tiene que ver con eso. Y algo de esta insistencia y repetición puede convertirse en algo difícilmente tolerable para un sujeto cuando uno se encuentra enfrentado a su extranjeridad que es algo que el sujeto ya no puede elaborar y es entonces cuando aparece la angustia que encontramos sobre todo en los síndromes post-traumáticos.
¿Entonces, como se puede uno adaptar a lo siniestro del goce? Una solución obviamente, directa a la cuestión es que el goce no se soporta más que si se puede reprimir. El síndrome post-traumático es la experiencia más evidente de lo insoportable del goce, es decir que cuando el fantasma está efractado, -lo traumatico no es la escena como tal, sino que es lo que la escena produce en cuanto la efracción del fantasma-, entonces cuando se encuentra uno enfrentado con este real imposible de aguantar, la efracción del fantasma hace que éste no pueda servir más de filtro de lo real y cuando eso sucede es el goce insoportable lo que aparece. Goce que aparece y se mantiene porque en este momento post-traumático no hay más posibilidad de represión. Cuando no hay posibiliad de reprimir el goce, éste es insoportable, es lo que Freud también nos enseña respecto de la imagen especular, es decir que es porque el goce está normalmente reprimido, afuera del conocimiento del sujeto, que la imagen especular puede encontrar su lugar, su establecimiento.

Entonces se encuentran algunos casos de niños que padecen justamente de una falta de imagen especular, por ejemplo en casos de psicosis infantil o de autismo, donde algo del goce se encuentra particularmente presente, goce que no se puede reprimir y cuando esto sucede la cuestión de la imagen especular plantea muchos problemas porque no se puede establecer. Este es el goce del Otro, pero en el momento de la niñez es también el goce del niño, no hay tanta diferencia entre los dos goces.

Voy a citar a un amigo que se llama Sthephane Thiberge, que escribió un libro muy interesante, “Clínica de la identidad” que aclara este punto : “en el doble inverso que le reenvía el espejo, el niño capta la imagen anticipada de un control virtual de su propio cuerpo y es esta imagen la que va a polarizar un narcisismo fundamental. Dicho de otro modo, una carga libidinal suficiente para poder atemperar lo que se manifiesta en su cuerpo, insiste y se repite a título de goce. Esta carga libidinal sirve principalmente para que imagen sustituya a la prueba del cuerpo real, es decir lo atravesado y desmenuzado por todo tipo de excitaciones endógenas y exógenas”.

P: La imagen, a través de la madre actúa como un pegamento de la fragmentación. Es ‘Après coup’ que se atempera el tema de la fragmentación.

RL: Además, esto ocurre en un momento en que el fantasma no está construido, es decir que tales operaciones pueden ocurrir con sin lo que permite el filtro de lo real después de la constitución del fantasma. Lo que ocurre ahí es la operación de pasar de un cuerpo real fragmentado a tener un cuerpo, un cuerpo a través del espejo como operación, no como encuentro. Justamente, con la experiencia de lo post-traumático se ve muy bien que la constitución de lo simbólico es muy frágil y un encuentro con lo real de este tipo, lo que pasa en un trauma, desencadena lo simbólico, no de manera permanente sino un momento particular donde no funciona más lo simbólico y tampoco la posibilidad de reprimir, es decir que ahí se encuentra una persona como psicótica sin serlo, tiene un momento psicótico por la fragilidad de la simbolización que tenemos todos y que no es solo una cuestión estructural psicosis-neurosis sino una cuestión de relación con lo simbólico que se está construyendo toda la vida y no termina nunca de construirse.

Entonces ustedes entienden que lo del goce no tiene límites y no pueden encontrarse sino a través de una prohibición, es decir de una ley. El fantasma es lo que permite una organización del goce y lo que pasa en el mal encuentro del trauma es la desorganización del goce. ¿Qué quiere decir organizar el goce? Que permite representaciones psíquicas inconscientes del goce como lo que se encuentra en la definición freudiana del fantasma “Pegan a un niño”, en los tres momentos de constitución del fantasma, hay uno de ellos que siempre permanece inconsciente y es este momento el que concierne especialmente a la organización del goce dentro de representaciones psíquicas reprimidas para siempre, es la condición, que sea para siempre. Así pues, esta ley que limita el goce es la ley clásica que coloca a la madre como objeto de goce prohibido, es decir renunciar el niño a ser quien satisface a su madre, el niño tiene que renunciar a eso, pero lo que no se dice nunca es que también la madre tiene que renunciar al goce porque si no el niño no podría hacerlo.

El niño ha de renunciar a esta situación de privilegio, es ahí donde se encuentra la función fálica en tanto es esta ley que nos indica en el cuerpo mismo un punto de falta. Este renunciar a ser el objeto de goce de la madre supone en el propio cuerpo de quien renuncia un punto de falta que es el punto de incidencia donde el niño supone al padre como susceptible de satisfacer a su madre.

Es una cuádruple operación: renunciar a ser privilegiado en el sentido de ser el objeto de satisfacción de su madre y que supone también que la madre pueda también renunciar, eso implica en el cuerpo mismo del niño un punto de falta que el niño deja libre, entre paréntesis. El cuarto punto de la operación es ese punto de goce que permite al padre satisfacer a su mujer. Renuncia del niño, de la madre, porque si la madre renuncia es porque desea sexualmente a otro, hay un punto fundamental de la renuncia del goce de la madre porque no es que solo renuncia a su hija/o como punto de satisfacción, tiene que renunciar porque ella tiene otro deseo sexual hacia alguien, que sea mujer o hombre no es el tema, lo importante es que sea un deseo sexual.

P: este punto de falta que hay en el cuerpo del niño me parece que también tiene que ser trasladado al cuerpo de la madre porque si no no entra el cuarto punto que tú planteas.

RL: claro, es en la relación, la relación aparece porque hay una renuncia de los dos. Si uno renuncia y el otro no, eso no funciona.

P: el niño puede renunciar porque l
a madre renuncia.

RL: claro, puede renunciar porque su madre renuncia, es algo que muchas veces no se dice, se olvida, pero la cuestión del niño es que es absolutamente dependiente de la mamá.
Insisto en un deseo sexual por otro porque la mujer, la madre tiene una relación doble con el goce sexual, que es una relación con otro, hombre o mujer de la sexualidad y también tiene una relación de goce sexual con el niño y muchas veces se encuentran mujeres que a partir del nacimiento de un niño ya no tienen deseos hacia su marido u otra persona. La separación es posible para una mujer entre goce sexual hacia el otro y goce sexual hacia su niño.

P: hay una ideología aquí en España de tener muy unido el bebé a la madre, de dar el pecho a demanda y dormir el niño con la madre y el marido tiene que dormir en otra habitación. La liga de la leche responde a una ideología que sostiene este goce.

RL: Hay una ideología, es la ideología burguesa de la madre.

P: hay muchos casos de violencia de género que comienzan ahí donde la mujer se hace madre, se convierte en toda madre y deja de desear al marido.

RL: Exactamente, es la religión o las religiones que suponen que una mujer madre no es más mujer, es la representación de la madre pura. Fisiológicamente hablando no tiene ningún sentido porque justamente se sabe que lo de la nutrición pasa mucho por el nacimiento y por el pasaje por la vagina que provee con muchas defensas al niño. Por eso, cuando el niño nace por cesárea ahora se necesita no lavarle, se queda con la sangre de la madre para suplir el no pasaje por el canal del parto.

P: el esfuerzo por pasar por el canal del parto precipita en el niño un montón de funciones neuronales, de defensa, etc.

RL: no son teorías, son las investigaciones recientes muy serias que se han hecho con muchos niños donde entre los que han pasado por el canal del parto y los otros hay muchas diferencias que tienen que ver con la maduración neuronal…… Y es un problema bastante grave porque ahora hay muchos partos con cesárea ya que es más fácil y rápido, y por eso en los lugares punteros de investigación han propuesto no lavar al niño durante 48 hs después del parto.

P: en relación a la ideología en España la iglesia católica desde su ideología ha hecho que la mujer no pueda desear…

P: aquí las madres que tienen un niño y tienen otro le siguen dando el pecho al mayor, hay muchos casos.

P: yo creo que hay algo más que una ideología, Freud lo planteaba en “Una elección especial del objeto en el hombre”, yo creo que hay algo de estructura que permite que se cuele la ideología. Hasta que punto el otro sexo es algo simbólico o no lo es, me parece que ahí hay algo difícil de acoger en esta cuestión de la diferencia sexual, que es verdad que en la mujer es efectivamente más complejo por la relación con estos goces y no solamente el goce fálico.

RL: y por eso para la mujer Freud define dos puntos de complicación y de diferencia con respecto a lo que pasa con el niño que son el cambio de objeto, pasaje de la madre al padre y también la renuncia al clítoris como zona erógena masculina y el pasaje a la vagina como zona erógena femenina. Allí tenemos un ejemplo que ahora no se puede sostener claramente y que tenía que ver con la época de Freud, él fue muy machista y no podía salir totalmente del modelo masculino para pensar la cuestión de la diferencia, se respaldó hasta el final en esta referencia masculina y gracias a Lacan hemos podido salir de esta referencia.

En todo caso, es a la vez lo más sexual de lo sexual y al mismo tiempo lo que define la función fálica que el padre encarna o que es encarnada por lo que hace función de padre.
Eso también se podría cuestionar, si la función fálica está necesariamente encarnada por el padre, si es una función es variable, decir que es el padre es una comodidad para definir algo. Es una función, si es el padre mejor, pero es sobre todo un significante, es decir no es el padre, es lo que hace función de padre.

Aquí quiero formular mi hipótesis: lo que constituye cualquier comunitarismo es la necesidad de encerrarse sobre lo idéntico a sí mismo, a causa del miedo a que cualquier alteridad pueda venir a poner en cuestión lo idéntico a sí mismo. Entonces la mujer, y más especialmente la mujer en tanto goce femenino, representa de manera paradigmática esa alteridad a la cual no accedo, por todas la razones que hemos visto con respecto al goce Otro. En consecuencia, ella está en un lugar de peligro potencial en cualquier comunitarismo y en particular el comunitarismo que se apoya en la cuestión religiosa, cualquiera esta sea, católica o judía, la mujer tiene siempre ese lugar de pureza que es menos peligroso. En la religión musulmana hay que velarla totalmente y si eso no es un peligro ¿Qué es entonces?

Uno de estos comunitarismos religiosos tiene ya como regla la prohibición de las representaciones y lo que se asocia directamente a esa prohibición es el hecho del velo de las mujeres que no es más que una de las formas de la prohibición. Entonces allí tenemos la prueba del peligro a dejar la referencia femenina expresar visualmente algo que tenga que ver con el goce, obviamente si hay algo de insoportable al ver a una mujer eso tiene que ver con el Otro de la mujer. Ustedes entienden que la prohibición de la representación de Dios tiene que ver de manera muy próxima con el goce Otro. Es decir este ‘demasiado goce’ que me escapa y que no puedo colectivizar, al contrario de goce fálico, este goce Otro no se puede entender sino como una por una. Es decir sexualizar el goce sería una forma de protección contra el demasiado goce y este tipo de goce es muy precario y no tiene ninguna garantía natural. Además el goce fálico supone la represión, es decir que si no se puede reprimir ni tampoco apropiárselo no queda mas que organizar su desaparición y me parece que ahora estamos en presencia de esto bajo diversas formas, en las distintas guerras y en primer lugar porque las mujeres son siempre las que pagan el precio, en violaciones, en intentos de modificar su descendencia en su propio cuerpo e igualmente intentando hacerlas desaparecer bajo un velo, reducción a la esclavitud o incluso más, pensando en vengar al profeta eliminando a los que lo han representado. Porque lo que pasó con Charlie no es que se burlaran del profeta sino que lo han representado y la prohibición es la representación del profeta y podemos decir que cualquier representación es burlarse de él.

Hay en nuestra contemporaneidad una fragilización del dispositivo que se supone atempera la relación del sujeto con el goce. Este dispositivo es lo que permite desconocer el goce real sustituyendolo por el investimiento libidinal, es decir, la imagen especular en una forma unitaria y organizada de los cuerpos pero esta sustitución no se revela posible sino bajo las condiciones que determina la represión. Así terminaré señalando que la cuestión de los goces y particularmente del goce femenino está en el origen de cualquier extrañeza, extranjeridad y en consecuencia lo que la palabra extraño, extranjero recubre es lo que escapa a los límites del territorio en el cual me reconozco como idéntico a otro.

P: quería hacer una pregunta sobre el goce Otro, hace un tiempo leí en un libro de Moustaphá Safouan que existía el goce fálico o la pulsión de muerte, una frase muy radical que me hizo pensar. Entonces mi pregunta es que tiene que ver e
se goce Otro con la pulsión de muerte, porque escuchándolo y pensándolo me pare que es un goce que está muy cercano de alguna manera ¿no? es un goce fuera de sentido, fuera del lenguaje y fuera de la ley podríamos decir y creo que si se está mucho tiempo ahí no se mantiene nada.

RL: la verdad es que en las definiciones de cada uno del goce Otro y la pulsión de muerte parece algo muy cercano. A mi no me parece algo tan cercano sino que la pulsión de muerte es algo que se define pulsional y no creo que el goce sea solamente pulsional. Ya en los goces hay unas operaciones a partir de la violencia pulsional justamente. La verdad es que con la pulsión de muerte se puede entender lo que Freud suponía como diferencia entre el placer y el goce justamente a propósito de los traumas de guerra y su pregunta fue ¿como se puede soñar con algo tan negativo, eran hombres de la 1ª guerra mundial, soñar repetitivamente con algo negativo. Eso le permitió decir que algo de la diferencia entre placer y goce se introducía en este ámbito, en este lugar en la cuestión diferente de cómo puedo gozar de un placer negativo. Eso introduce la cuestión del goce y en este sentido algo de la pulsión de muerte fue su respuesta a la pregunta, si se puede gozar de un placer negativo es por la pulsión de muerte. Eso es un primer momento de la cuestión freudiana de “Más allá del principio del placer”, yo creo que con Lacan, y me llama la atención que Moustaphá no le ha dado tanta importancia a todo lo que hemos desarrollado hoy particularmente de pasar del goce a los goces, eso me parece que es un paso adelante muy importante justamente para discriminar la cuestión respecto a la referencia a la pulsión de muerte. Es así que podría contestar a tu pregunta, tendría que tener más tiempo para desarrollar como se plantea con cada tipo de goce. A mi me parece que hay algo que nos permite no quedar pegado a pulsión de muerte o pulsión de vida.

P: siempre escucho hablar del Otro goce en los seminarios pero en la teoría o en las supervisiones, ¿cuál es la relevancia en la clínica?

RL: el problema es un problema teórico que supone la dificultad práctica. Es decir, que si este goce está afuera del sentido ¿cómo se representa uno este goce? Yo diría que clínicamente se encuentra, para mi, en todo lo que concierne las posibilidades del lado femenino, quiere decir que lado femenino y el lado masculino supone que también un hombre puede estar del lado femenino, es importante porque sino de nuevo estamos en lo binario masculino, femenino. Lacan extrae, justamente por todas las razones que he dicho, esta diferencia en términos anatómicos. Pero lo que a mi me parece más palpable de este goce Otro es todo lo que concierne el hecho de que para algunas personas su manera de vivir o de actuar pasa por la cuestión fálica, es decir por la creencia en el padre pero sin darle tanta importancia, es decir que a partir de esta manera de enfrentarse a la cuestión del goce fálico, es decir pasar por pero sin darle tanta importancia se abren otras posibilidades de goce. Incluso Lacan buscaba con Maguerite Duras este goce Otro, buscaba en la escritura femenina algo que tendría que ver con un goce Otro. Otro elemento que a mi me parece significativo en la escritura particular de Marguerite Duras es un ejemplo de cómo el Goce Otro permite otra manera de escribir. Es una manera de contestar, pero la verdad, yo diría que más bien mujeres ponen en escena el hecho de que sí, creo en el padre, es muy importante pero no le dan tanta importancia al final, esa es otra manera de entender este goce Otro. Aunque los hombres, cada uno ponga lo que quieran en esa palabra, son idiotas porque se respaldan solamente en la referencia fálica y que se encuentra en el fútbol, las guerras, violaciones, etc. es decir que viene de esta imposibilidad justamente de abrirse a ese goce Otro.

P: Freud decía en ese sentido que la mujer estaba más fuera de la represión, un punto donde, en ese otro goce que no está en la represión. También el intuía esto, lo que pasa que lo ponía más del lado del déficit femenino más que del lado del acceso por otro sitio. Freud no tenía los instrumentos teóricos para poder pensar eso por eso este discurso machista que tú referías, no se puede pensar más allá de este discurso. Que si hay algo que no está referido al padre en la mujer como está en el hombre, no siempre pero si muy marcado por ahora todavía, yo creo que a partir del siglo pasado al final y a principio de este ya se va cambiando, pero ha sido muy marcado también para el hombre esa necesidad ……

RL: Claro, y yo diría, aunque no se reduce cualquier goce al goce sexual, que pasa también por el goce sexual y obviamente el goce sexual de la mujer, el orgasmo femenino no tiene nada que ver con el echar un polvo del hombre, tiene que ver obviamente algo con este tema pero no se puede reducir la cuestión del orgasmo con el goce, pero tiene sus efectos sobre este ámbito y con respecto a la cuestión del objeto también, si seguimos esta idea de distintas maneras de gozar sexualmente, el hombre una vez echa un polvo ya se acabó, para la mujer la cosa puede continuar, me parece que son elementos también para pensar este goce Otro.

Transcripción Eva Van Morlegan y Lola Monleón

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