El síntoma III-Construcción y deconstrucción – B. Brémond
El síntoma-construcción y deconstrucción, SEMINARIO 3, Bernard Brémond, 30 ENERO 2010
Cuando reflexiono sobre la construcción y la función de los síntomas me doy cuenta de que para mí esto cuestiona la relación que tenemos con la teoría. ¿Utilizamos la teoría para ocultar contradicciones insolubles ante las cuales la teoría nos permite creer que son solubles?
Os presento los tres puntos que me ocupan.
1.- En relación con el síntoma, en el último libro de C. Melman: “La nueva economía psíquica” me ha sorprendido que Melman parece decir que la falta de relación sexual (no hay relación sexual) es un síntoma y añade que lo que hoy hace síntoma es la manera como el sujeto intenta paliar la falta de relación sexual. Para mí se trata de: ¿sería el síntoma equivalente a una falla en la estructura? Yo considero el “no hay relación sexual” como un nombre de la falla en la estructura. Es por estar atrapados en el lenguaje por lo que no hay relación sexual, es lo que llamo falla en la estructura, pero ¿puede llamarse a esto síntoma? ¿o bien solo a la manera en que intentamos colmar esta falta? Si hablamos en términos freudianos, la sexualidad no funciona y eso crea problemas, ¿es esto un síntoma, o lo es la manera en que cada uno se las arregla con lo que no va? He aquí un primer abordaje: cómo articulamos falla en la estructura y síntoma.
2.- Una segunda cuestión tiene que ver con lo que yo llamaría la contradicción. Ya Freud señala que el síntoma está tejido de contradicciones y ambivalencias. Hay varios tipos de síntomas que tratan en el fondo la contradicción de forma distinta. Por ejemplo, el síntoma histérico está más bien del lado de lo que Freud llama formación de compromiso; es decir que bajo el dominio de Eros, del principio del placer, el histérico intenta conciliar los inconciliables; va a construir una formación de compromiso entre exigencias contradictorias. Esta formación de compromiso le aporta una cierta ganancia económica psíquica y parece que concilia lo que era contradictorio bajo la forma de un compromiso: entre pensamiento reprimido y pensamiento represor. En el obsesivo no funciona igual; en él vamos a ver formaciones reactivas: en la formación reactiva tenemos presentes los dos términos contradictorios. Pensemos en las maniobras obsesivas que realizan un acto y seguidamente otro acto que anularía el precedente, donde la contradicción es más patente que en las maniobras histéricas.
Me pregunto si es por esto que, cuando Freud intenta aclarar la noción de síntoma (Conferencias de introducción al Psicoanálisis, el sentido de los síntomas) dice que buscará más por el lado de la neurosis obsesiva que por el de la histeria. Pienso que es porque los síntomas obsesivos esconden menos las contradicciones, mientras que la conversión histérica consigue ocultarlas mejor. Y pienso que por ello él declara en “Inhibición, síntoma y angustia”: “La neurosis obsesiva es sin dudarlo el objeto más interesante y fecundo de la investigación analítica” Me llamó la atención que ahí se hable tanto del término contradicción o contradictorio. Es interesante distinguir síntomas histéricos de obsesivos porque la contradicción no corre la misma suerte.
Voy a volver a hablar de síntoma como acontecimiento del cuerpo. ¿Cómo utilizamos la teoría? ¿la utilizamos para ocultar las contradicciones y las paradojas internas de la cuestión del inconsciente? ¿La utilizamos como histéricos (para fabricar una especie de compromiso entre exigencias contradictorias que nos permitiría mejor o peor deshacernos de paradojas), como obsesivos (uno sí otro no, uno sí, otro no, sin conciliación entre opuestos, sino sucesión en cadena que es también una manera diferente de que parezca que resolvemos la contradicción, aunque al mismo tiempo sería la prueba de que no está resuelto) o de otro modo? ¿La usamos para ocultar los aspectos paradójicos, o de forma que mantendría el lugar de la contradicción sin por ello caer en el escepticismo? En el fondo se trata del lugar que aquí tiene la lógica. La lógica racional del trabajo teórico ¿oculta o no la lógica diferente que es la del inconsciente?
3.- El tercer punto se refiere a ¿qué diferencia el síntoma del sinthome introducido por Lacan? Lo que dije el último día sobre el sinthome iba más bien por el lado de considerar que el sinthome tenía algo menos patológico que el síntoma. Que el sinthome era el centro neurálgico del síntoma, reconocido, identificado y utilizado en el sentido de una identificación del sujeto que le permite despegarse de sus conflictos. Utilicé sinthome considerándolo como el porvenir psicoanalítico del síntoma tras un análisis. Tras él no nos habríamos deshecho quizá de los síntomas, pero al menos el síntoma se habría deshecho de lo que más invalidaría al sujeto y daría como resultado algo un poco más limpio, el llamado sinthome.
Me gustaría corregir un poco esta visión. Pienso que el sinthome está tanto más acá como más allá del síntoma. Después de todo, los síntomas si tienen un sentido que se puede descifrar, para extraer de ellos la dimensión de un sinthome, es decir, aquello a lo que un sujeto puede identificarse como siendo su sinthome del cual no tiene que deshacerse. ¿Cuales serían los síntomas que no estarían a la espera de encontrar una dirección para convertirse en sinthome? ¿Cuales serían los síntomas que no tomarían su fuente y origen en lo que podría llamarse un sinthome, más acá y antes de cualquier síntoma? Podríamos tomar las teorías sexuales infantiles de un sujeto como sínthome, en la medida en que es en ellas donde al mismo tiempo hay una tentativa de paliar las fallas de la estructura y una invención singular. Por eso prefiero no situar el sinthome sólo como futuro del síntoma sino también como su fuente. Es decir, que no se los puede ordenar en una cronología y hay que introducir en esta cuestión la cuestión del tiempo lógico y del après-coup.
Esta manera de reflexionar me ha llevado a pensar que el sinthome es una especie de matriz de la creatividad del sujeto, en el fondo su fuente misma, el recurso de la creatividad del sujeto. Evidentemente esto va al encuentro de lo que llamo las fallas de la estructura y dará lugar a la producción de síntomas, lo que no impide que exista esta otra dimensión que es la del origen de la creatividad.
Os propongo una hipótesis arriesgada. Me pregunto si podría decirse que el sinthome se construye bajo el modo del objeto transicional, y el síntoma más bien sobre el modo del objeto fóbico o del objeto fetiche. Así, intento unir esta cuestión al tema del año: construcción del síntoma. Es decir, que el sinthome se construiría como el objeto transicional; habría en su interior una contradicción no resuelta y que se mantendría como tal. Winnicott dice sobre objeto transicional: “No planteamos la pregunta de saber si el niño ha inventado este objeto o lo ha encontrado en la realidad”. Este “No planteamos la pregunta” -en otros momentos Winnicott lo dice- es una paradoja que hay que respetar y es una paradoja irresoluble.
Los síntomas construyen siempre compromisos, es decir, apariencias de conciliación entre exigencias contradictorias.
M. C. Estada: ¿El síntoma es entonces un truco para continuar con el goce inconsciente dando la apariencia de seguir la ley?
B. Brémond: Si
Varias intervenciones: relativas a la confusión entre síntoma y sinthome por problemas de traducción.
B. Brémond: Este problema de traducción es muy interesante porque guarda relación con lo que acabo de decir. Tiene que ver con lo que dice Lacan: “El síntoma es un acontecimiento del cuerpo”. Voy a dar un rodeo: de entrada al venir al mundo está -lo que tanto Freud como Lacan llaman- el organismo, cuerpo vivo que inmediatamente e incluso antes de nacer está captado en el universo del lenguaje que le preexiste. El
organismo viviente cae dentro. Luego está la palabra como encarnación del lenguaje, palabra que marcará el cuerpo. El problema que se plantea es que hay una parte de lo vivo que no puede decirse porque no entra en el lenguaje, todo lo que Lacan llamará el goce: ese es el síntoma como acontecimiento de cuerpo: el encuentro entre un cuerpo que goza y la palabra, el lenguaje, que limita el goce en tanto “no todo” lo del cuerpo vivo entra en el lenguaje, pero al mismo tiempo y muy pronto el lenguaje y la palabra son también el lugar de un goce (hay goce en juego cuando se habla). Ya veis entonces cual es la dificultad.
R. Lucena: Lacan dijo pasar del padre a condición de servirse de él. El síntoma estaría todo el tiempo intentando borrar la paradoja y el sinthome permitiría servirse de la paradoja y seguir adelante. En el goce no habría un servirse del padre, en el sinthome, sí. Pasar del padre podría llevar al delirio si no va unido a servirse de él.
B. Brémond. Así es. El psicoanálisis intenta dar al sujeto la posibilidad de pasar de sus síntomas, pero teniendo en cuenta y no olvidando que hay una satisfacción inherente al síntoma. Es lo que dice Freud (y en relación a lo que señalaba Raquel a propósito del tratamiento de la paradoja): “El síntoma sería el signo y el sustituto de una satisfacción pulsional que no ha tenido lugar, que no ha ocurrido”. Señala la satisfacción pero al mismo tiempo la reemplaza y se convierte él mismo en satisfacción”. ¿Cómo podemos llegar con el psicoanálisis a permitir que un sujeto no esté preso en la satisfacción pulsional de su síntoma, utilizando un instrumento que es portador en sí mismo de este elemento de goce? Si el síntoma es el encuentro entre lenguaje y cuerpo, o el efecto de la lengua sobre el cuerpo, ¿cómo podemos quitar el síntoma utilizando el lenguaje como instrumento?
La dificultad de traducción entre síntoma y sinthome, que veíamos antes, tiene que ver con lo que es la operación analítica, es decir, la falla en la traducción señala que algo no entra en la lengua, y eso no hay por qué ocultarlo o deshacernos de ello
M. C. Estada: El “furor sanandis” iría en sentido contrario al psicoanálisis, ya que se trata de normalizar al sujeto, de calmar todos sus síntomas, de curarlos, de interpretar todo, cerrando todos los sentidos. El psicoanálisis dejaría que cada uno sea como es, con sus síntomas…….y gozando de un modo que no le haga desgraciado.
G. Kozameh: Sin llegar al extremo del “furor sanandis, dependiendo de como el analista use el lenguaje éste será o no cómplice del mantenimiento del síntoma.
B. Brémond: Dar un sentido al síntoma iría en el sentido de hacerlo proliferar aún más. Todo está centrado en la forma en que el analista opera con el lenguaje para que el encontrar el sentido del síntoma, es decir el análisis de como éste se ha construido, vaya en el sentido de acabar con el síntoma antes que hacerlo proliferar. Es la misma cuestión que la del Nombre del Padre, prescindir del Nombre del Padre puede llevar a una proliferación delirante, de tipo psicótico, si el hecho de prescindir no va unido al hecho de servirse de él.
R. Hernandez: Hablaste de ir de la falta de sentido al “pas de sens” (paso de sentido, además de no-sentido). Te escuchaba la palabra “perderse” (se perdre), me hace pensar en la palabra padre (père), hacer algo con la cuestión del padre y lo real, no se puede hacer esta operación sin perderse, sin perder algo. No me queda claro y no comparto del todo eso de que el sinthome se construya sobre el modelo del objeto transicional. En la medida en que el objeto transicional para el niño tiene también que ver con que no pueda aún hacer con el vacío.
B. Brémond: ¿Qué es el objeto transicional? Es a la vez el testimonio, el signo de que el niño puede separarse de la madre y de que no puede pasar de ella. El objeto transicional no es un “sustituto” de la madre, no la reemplaza, aunque en algunos momentos ocupe ese lugar. Al mismo tiempo que el niño encuentra este objeto en el mundo exterior puede decirse que él lo ha inventado, siendo estos dos términos contradictorios. Siguiendo la lógica podríamos decir que o es un objeto exterior del mundo o es una creación del niño, pero Winnicott dice que tenemos que respetar esa paradoja de que sea ambas cosas. Paradoja que se intenta borrar en el mundo actual. En Francia hay ahora guarderías en las que el personal exige que los niños tengan un doudou1: es obligatorio y reprochan a los padres que no lo tengan (el psicoanálisis como síntoma)
G. Kozameh: Según Winnicott, el objeto transicional se constituye como tal cuando el niño lo acepta.
B. Brémond: Cuando los padres intentan que el niño acepte un algún objeto transicional el niño suele elegir otro de entre los disponibles. Siguiendo con la pregunta de Roque, el sinthome está construido más bien sobre el modo del objeto transicional, es decir que no oculta la paradoja de la que salió, la mantiene viva, como fuente de creatividad. Sin embargo el síntoma tiene como modalidad de construcción la de intentar ocultar la contradicción de la que surgió.
R. Lucena: El sinthome permite poner el goce en otro lugar, que no esté fijado.
B. Brémond: Otras escrituras del sinthome: Saint homme, Saint Tom/as d’Aquin. Lacan ha jugado con la palabra, con la homofonía de la palabra. Sinthome fue la primera forma de escribir síntoma en francés antiguo. En griego ???????? : lo que cae junto. Síntoma (symptôme) lo que cae junto, al desaparecer la “p” es lo que no cae junto, poder sostener la paradoja, las contradicciones ya no son ocultadas, se trataría para los psicoanalistas de permitir lo que no encaja, no intentar que todo encaje. A partir de las faltas en la estructura, por ejemplo: “no hay relación sexual”, es lo que esta en juego, las teorías sexuales infantiles testimonian que hay algo no resuelto, no sólo de dónde vienen los niños, sino en el fondo, de dónde vengo yo: la cuestión del deseo y del fantasma de los padres y el hecho de que para un sujeto, él ha salido de una escena en la que por definición él no estaba: “no puedo representarme la escena de la que vengo”. Las teorías sexuales infantiles tratan de resolver estas cuestiones irresolubles. Y no me parece claro aún que la teoría sexual infantil vaya más del lado del síntoma que del sinthome. Par mí las teorías sexuales infantiles se sitúan del lado del sinthome, aunque puedan ser el punto de partida para un síntoma, según como se resuelvan las contradicciones irresolubles. Por eso decía que el sinthome esta construido sobre el modo del objeto transicional mientras que el síntoma está más cercano en su construcción al objeto fetiche o al fóbico en la medida en la que el objeto fetiche o fóbico son sustitutos, el objeto fetiche se sustituye al falo materno que no existe y el objeto fóbico se sustituye en particular al padre castrador hacia el que se dirigen sentimientos hostiles. El objeto fetiche para el fetichista, el caballo para Juanito, sustituyen al padre.
M. J. Palma: ¿La inscripción de la lengua en el cuerpo es distinta para el cuerpo de un bebé niña y de uno niño? Y la entrada en análisis ¿es distinta?.
B. Brémond: No se puede meter todo en el mismo tiempo. En el punto de partida y desde el punto de vista de estructura, si es el mismo efecto. En un primer tiempo no hay hombre o mujer. Me refiero a un primer tiempo de marcaje del organismo viviente por el lenguaje. Esta entrada forzada en el lenguaje le va a hacer perder una parte de ser. Es por eso que Lacan habla de “parlêtre”(hablaser), porque por naturaleza el ser humano es un ser hablante, una parte de su completud viviente está limitada por el lenguaje. Así la diferencia sexual no tiene todavía modalidad de inscripción. Y pienso que la diferencia sexual va a tomar su lugar a partir de una experiencia del cuerpo, para el niño comenzará a inscribirse a partir de la experiencia de l
as primeras erecciones, más exactamente a partir de la experiencia de la posibilidad de orinar en erección. Para una niña la modalidad es diferente. La historia de cada sujeto comportará modalidades de encuentro entre cuerpo y lenguaje que estarán determinadas por la experiencia de su propio cuerpo y de la imagen que se forman de él, y también por las representaciones singulares, familiares, sociales de todo lo que supone ser un hombre o una mujer. ¿Es sexuado desde un principio el encuentro del cuerpo y de la lengua? Yo pienso que no, pero podríamos discutirlo.
M. C. Estada: Pero si decimos que la palabra preexiste al sujeto y que éste cae en el lenguaje, entonces, hay algo que ya estaría desde antes de nacer, incluso si no está en la cabeza del niño, pero hay algo antes que le espera como niño o niña. Para el niño, él no tiene sexo pero para el Otro si.
B. Brémond: Del lado del Otro, el Otro encarnado por los padres, la representación que tienen de su bebé, el lugar que ocupa en el deseo de ellos que sea macho o hembra, va a ser determinante, estamos de acuerdo. Del lado del deseo del Otro. Del lado de la lengua que encuentra a un sujeto no hay duda que hay todas estas distinciones. ¿No nos dice esto algo sobre la cuestión del transexual?, ¿si no hay algo en relación con el deseo del Otro inscrito en el sujeto? Y en el encuentro entre lengua y cuerpo, ¿es importante que este cuerpo sea macho o hembra? No estoy seguro. Esto vendrá más tarde, en la lengua, seguro, pero del lado del cuerpo no estoy seguro.
M. J. Palma: …pero es el decir…….no es un azar el que las representaciones positivas toquen lo masculino y las negativas lo femenino. Creo que cuando se entra en análisis esto esta en juego también.
B. Brémond: Me afecta un poco ésto porque lo que escucho me hace comprender mejor un texto de Lacan (La conferencia de Ginebra sobre el síntoma) que leí ayer. No habla
apenas del síntoma. Y encuentro relación con lo que usted dice. Para volver a su pregunta. Lo que yo llamo el deseo del Otro es el decir. El bebé es completamente impregnado por el deseo del Otro aunque este deseo ni siquiera sea hablado. Pero la cuestión que usted aborda de representaciones positivas y negativas para hombre y mujer, no hay ninguna duda de que eso existe, pero ¿en qué registro? No creo que sea en el encuentro inaugural del cuerpo y la lengua. Un cuerpo que no llamaría aún femenino, cuerpo hembra más bien, ¿se encontraría marcado diferentemente por la lengua que un cuerpo macho y en un tiempo inaugural? Quizá, pero no estoy seguro de que el psicoanálisis pueda responder a esto. Por otro lado, el psicoanálisis testifica muy bien de que esa cuestión es completamente imaginaria, es decir ¡Es todo lo contrario! Lacan dice que las mujeres son mejores psicoanalistas que los hombres. ¿Porque dice esto? Seguro que no es para agradar a las mujeres.
Lacan habla sobre lo que él llama el sinthome-il (él) y el sinthome-elle (ella) Esto tiene relación con su pregunta. En lo que tiene que ver con el encuentro de lengua y cuerpo, y las consecuencias sintomáticas que de ello se derivan, sigo pensando que en un primer momento el efecto de “tener” o “no tener” el falo, no es lo determinante, porque lo que es determinante en el primer momento para el niño es salir o no salir de la alienación primera en tanto que falo de la madre. Tanto para el niño como la para niña, el primer tiempo será salir —o al menos intentarlo— de la posición de “ser” con el intento de ir hacia el “tener” y esta es la función de las teorías sexuales infantiles: dejar de ser un niño teniendo un niño: cómo tener un niño (el falo) más que serlo. Una vez construido, ya no será lo mismo para el niño que para la niña. Es una respuesta provisional. Os propongo que volvamos a ella la próxima vez.
Voy a resumir un poco lo que traté esta mañana. Por un lado el carácter ambivalente y paradójico del síntoma. Tendremos al analista para deshacernos del sufrimiento del síntoma, pero por otro lado nos gusta la satisfacción que proporciona el síntoma aunque se sitúe en el lado del displacer. Nos aferramos a los síntomas al tiempo que queremos desembarazarnos de ellos. En el fondo el síntoma es un intruso al que nos aferramos y del que no podemos pasar. La función del yo en esta coyuntura, será intentar suprimir el carácter extraño del síntoma e incorporarlo en su organización; es lo que llamo compromiso o intento de conciliación. El síntoma se refiere al mismo tiempo a la alienación de lo extraño, del otro, de lo extranjero, Lacan decía que hay una manera de adherirse al síntoma, de identificarse con él. Añado sólo que entre síntoma y sinthome, Freud dice en el caso Dora que la producción de nuevos síntomas en general cesa durante la cura y que la productividad de la neurosis durante la cura se manifiesta más bien creando transferencias. O sea que el psicoanalista se convierte en una parte del síntoma. Se podría poner en perspectiva : Síntoma — transferencia — Sinthome.
Os propongo abordar ahora un caso clínico. Que me parece contener una marca del caso, algo en lo que se manifiesta la transferencia del analista. Aparece publicado en la Revista número 5 de “La Clínica Lacaniana”, en el trabajo que en ella tiene Pommier: “El síntoma, sus envolturas formales y su duración”
El paciente comienza a soñar en inglés antes de aprender el idioma y comienza a aprenderlo poco antes de escuchar la canción “Poupée de cire, poupée de son”, necesita traducirla en una lengua extranjera, alrededor de los 12 años se despierta su compulsión a traducir. El chico tenía asma y Pommier lo llama síntoma de primer orden. Creo que los síntomas de primer orden son los que surgen de la dificultad que encuentra un niño para salir de la posición de ser el falo para la madre, al encontrar dificultades para salir de esta posición, él construye ese síntoma (asma) que suele tener que ver por regla general con las pulsiones parciales: respiración, y con el corte del cordón umbilical. Sabemos que las patologías respiratorias suelen tener que ver con la dificultad de elaborar el lazo con la madre. Creo que llama síntomas de primer orden a estas crisis de asma en tanto provienen del fracaso de las teorías sexuales infantiles, en tanto en cuanto éstas están hechas para salir de la alienación de la posición de ser el objeto fálico de la madre.
Le envían a hacer curas a una ciudad balnearia debido a su problema de asma. La madre evitaba enviarlo al balneario cuyo nombre era casi el mismo que su apellido, el nombre de su padre. Dice Pommier, atribuí al balneario el mismo nombre que el del paciente, por error. Error en relación con el caso que la madre hacía del apellido del Padre. Este error, dice, hace escuchar algo sobre que la madre rechazaba el apellido del padre y tuvo el don de hacerle reír y llevarle a un recuerdo de enamoramiento, a la precipitación del síntoma adulto.
Dos comentarios respecto a la canción “Poupée de cire, poupée de son”, identificación contra la cual él se defiende: “son”, no significa en francés solo sonido sino también salvado de trigo y al mismo tiempo esta muñeca también canta, produce sonido. Y también, hay algo en este caso que seguramente Pommier vió, aunque no lo muestre en el trabajo: la cantante que cantaba esta canción es France Gall y tenemos ahí por un lado France (Francia) y por otro Gall (Galles:Gales, Inglaterra), es decir un nombre tanto francés como inglés y Pommier comete un error en el nombre del paciente.
En este caso se ve el paso de un síntoma de primer orden a un síntoma de segundo orden. No podía escapar al deseo de la madre y se escapó a través de un síntoma infantil: el asma. Pero cuando tiene que enfrentarse al papel del padre en el deseo sexual, es necesario que construya otro síntoma. Y hace también el juego de significantes entre: Cire y Sir (señor en inglés). El síntoma por el que él va al análisis es el que se constr
uye a partir de la matriz que acabamos de deconstruir: que le siguen molestando problemas de traducción y de escritura. Eligió su profesión a partir de sus síntomas: traductor del inglés al francés, pero también es escritor y ahí encuentra su sinthome. La cuestión es la de un síntoma que no llega a sinthomizarse. Él espera de la cura que le ayude a sinthomizar su síntoma.
Lo que intento pergeñar esta mañana es que podamos sinthomizar nuestra relación con la teoría: pasar del Nombre del Padre sirviéndonos de él y no utilizar la teoría como síntoma.
M. Moreno: Cuando planteabas el síntoma como intruso al que el yo se aferra y que por otro lado para el sinthome habría una manera posible de adherirse e identificarse con él. Mi pregunta está en relación con lo que Lacan introduce a partir del sinthome; él había hablado del moi, del je, e introduce el Ego. Cuando hablas de identificación, pareciera que dices que en el síntoma hay relación de apropiación del yo.
B. Brémond: Yo no diría que el yo se aferra al síntoma. Yo creo que es el sujeto el que se aferra. Si fuera sólo el yo, no se complicaría tanto la cosa. El sujeto se aferra porque saca de ello satisfacción. Una vez más, incluso si esta satisfacción crea un displacer (y ahí podemos hablar de la ligazón masoquista del sujeto a su síntoma). Ya que el sujeto se aferra, el yo intenta conciliar yo, superyó y la realidad; y el yo encuentra medios para integrar el síntoma en su organización para formar un compromiso y que éste sea aceptable. Aunque no sea placentero, que sea aceptable ya que se aferra a él.
Esto sería un aspecto. Por otro lado, creo que la introducción del término sinthome por Lacan es en el fondo la apertura de una posibilidad de que del síntoma —del que no hay que desembarazarse porque estamos aferrados a él— advenga algo que esté menos capturado en la satisfacción pulsional, menos en el lado del goce y que deje una posibilidad a la creación, a la invención. El síntoma es en este caso clínico una invención que fue cortada, rota sobre una fijación. En este paciente la fijación tiene que ver con la respiración: tener o no tener aire, algo para escapar a la captura de la madre.
Si hay una fijación ¿por qué se produce en el registro de la respiración? No metería yo la respiración en la esfera oral, igual que lo del tabaco; para mí tiene que ver con la respiración en tanto que ésta comienza en el corte del cordón umbilical y en el fondo tener crisis de asma, un poco como fumar, es intoxicarse, es rechazar en cierto modo respirar aire que es respirar por las vías respiratorias y no por el cordón umbilical. Eso implica una castración. El Nombre del Padre está ahí como algo que se rechaza en esas operaciones de crisis de asma o en el fumar. He aquí una modalidad de fijación. La respiración es algo erógeno y los órganos que sirven para ella pueden convertirse en zonas erógenas. El síntoma del caso, las crisis de asma me parecen una invención para separarse de su madre, el problema es que, como el tabaco, al mismo tiempo que le hacían vivir le mataban. Esta creación es un poco limitada, porque una crisis de asma no puede ser más que eso, una crisis. El sinthome es más creativo que el síntoma y e invalida menos aunque esté tejido con las mismas contradicciones y elementos.
M. C. Estada: En Cire y Son se escucha la SSSSS de la respiración y del asma. La letra que marca el cuerpo de otro modo. Al pasar de este sonido de los síntomas del cuerpo a la canción y su sinthome, hace marcar el cuerpo por el Nombre del Padre, se sirve del Nombre del Padre.
B. Brémond: Cuando se canta de manera trabajada, hay aspectos muy importantes en relación a la manera de situar la respiración.
V. Fernandez: Si el síntoma es una formación del inconsciente, una formación de compromiso, ¿el sinthome lo sería también?
B.Brémond: Trato de distinguir síntoma y sinthome, pero no olvidéis lo que trato de decir sobre la teoría, no querría que se pensara que podemos llegar a algo como “el síntoma es esto y el sinthome esto otro”, no funciona así, salvo en una teoría que estuviera fijada, no creo que sean dos conceptos que se puedan separar el uno del otro. Intento localizar lo que opera en una dimensión y en otra, las dos son formaciones del inconsciente, como lo son los sueños, los actos fallidos o los chistes, pero para un sujeto no es lo mismo producir un síntoma o tener un sueño, o hacer un acto fallido.
R. Hernandez: Se me ocurre pensar en términos de consistencia e insistencia, pensando el síntoma del lado de la consistencia para paliar la falla en la estructura. Lo importante es que en la transferencia algo insista, y es la labor del analista poner en cuestión la consistencia del síntoma y pensar el sinthome como el momento en que el sujeto puede tomar esa insistencia como motor; hacer algo con la insistencia.
M. Moreno: Hacer creencia de lo que insiste, es lo que plantea Freud en el Moisés.
B. Brémond: Muy interesante lo que dices. Hay insistencia. La insistencia es debida a la represión-retorno de lo reprimido (como está reprimido, vuelve): eso insiste y es lo que he llamado el intruso. A través de este síntoma el sujeto intenta construir una consistencia: la del organismo vivo, porque incluso ser el falo de la madre es una consistencia que no va a subsistir, porque el falo no existe. El síntoma intenta mantener una consistencia y fracasa. El sinthome está más del lado de mantener la distancia que permite existir, está más del lado de ex-sistencia que de la consistencia.
R. Hernandez: Podríamos jugar también con la consistencia, la insistencia y la desistencia. Donde se juega un desprendimiento. Desistencia, de “hacer con eso” Qué hacer con la pérdida. Si pensamos en Joyce y Pessoa no hay otro remedio que “hacer con eso”, hay un trabajo imparable para hacerse con ello, algo que no cesa.