Tudi Torró: Bilingüismo y lazo social

MESA REDONDA: BILINGÜISMO Y LAZO SOCIAL

Qué entendemos por bilingüismo, según definición del Diccionario, Bilingüismo: “Uso de dos lenguas por un mismo sujeto o en una misma obra”. Así, consideramos como bilingüe, la persona que habla dos lenguas.
El ser humano es plurilingüe por naturaleza, eso quiere decir que dependiendo del contexto, de las situaciones de vida, de sus necesidades….és capaz de aprender lenguas y de comunicarse con ellas, si, por el contrario, no tiene ningún necesidad porque en el contexto donde vive solo hay presente una lengua o, aunque convivan otras, la lengua que él habla es la fuerte, la de prestigio y es la suya, no sentirá ningún presión ni necesidad por aprender las otras y podrá vivir toda su vida con el conocimiento de una única lengua.

He constatado que, cada vez más, entre el profesorado, existe la necesidad de considerar la importancia de las emociones dentro del aula como un aspecto fundamental que posibilita los aprendizajes. Un niño que no es feliz no puede aprender. Es mentira eso de que “la letra con sangre entra”. Y, con este planteamiento, me pregunto, ¿Qué papel juega la lengua?

Sabemos que la lengua es el hilo conductor del aprendizaje. Como seres humanos es el que nos define. No nacemos hablando, pero incluso antes de nacer distinguimos y respondemos a los sonidos que producen las emociones de alegría, de dolor, de tristeza, las palabras de nuestra madre… En la escuela, primero a nivel oral, después por escrito, debemos interiorizar el lenguaje adecuadamente para poder expresarnos correctamente. Si construimos un discurso coherente y bien estructurado, eso dice mucho de nuestro pensamiento y con ese objetivo debemos trabajar.
Ahora bien ¿Podemos interiorizar dos lenguas al mismo tiempo y llegar, con las dos, a construir ese discurso coherente y bien estructurado que pretendemos? l si la respuesta es afirmativa, ¿Cómo llega cualquier persona a ser plenamente bilingüe?

En mi opinión, hay varios caminos:
El primero y principal sería a través de la familia, entonces hablamos de un “bilingüismo familiar”. Cada progenitor habla a su hijo o hija en una lengua diferente, normalmente la suya propia. Hay muchos estudios e investigaciones al respecto de las fases que un niño pasa para apropiarse de cada una de las lenguas, éste sería, para mí, la manera más “natural” de llegar a ser bilingües y sentirse vinculados a las dos lenguas. Cuando un individuo ha adquirido su condición de bilingüe a través de la familia, de sus padres, se sentirá unido afectivamente, emocionalmente…a las dos lenguas de igual manera. Si le preguntamos cuál es su lengua materna, la primera, a la que se siente más vinculado, normalmente responderá que las dos son como la primera. No podemos hacerle elegir una de las dos por encima de la otra. Es como si a un niño o niña, le preguntamos a quién quiere más, a su padre o a su madre… Como dice el escritor rumano Norman Manea “…la lengua es la casa y la patria…”
Otro camino, o vía, es la educación.
El escenario más conveniente en sociedades donde existe un bilingüismo social con dos lenguas oficiales, sería vehicular las relaciones y los aprendizajes escolares, cuando más pronto mejor, antes de los tres años, en la lengua con menos presencia social, la que llamamos “lengua minorizada” , con el objetivo de posibilitar un bilingüismo aditivo en un alumnado que, de otra manera, le costaría mucho más llegar a ser bilingüe. El alumnado recibe, a través de las educadoras, amor, estima, cuidado…en una lengua que, a pesar de no ser su lengua familiar, la incorporará sin percatarse a su registro, hablando como cualquier niño o niña bilingüe familiar. Además, podrá escucharla y usarla, si quiere, en el calle, en la sociedad que le rodea, porque es una lengua propia del territorio donde vive, aunque, en algunos casos, tenga poca presencia. Pero no debemos olvidar que esta lengua tiene, por derecho, su lugar.

Cuando esta opción no es posible, aún nos queda otra vía educativa, la que hemos denominado programas de inmersión lingüística y de enseñanza en valenciano que, en nuestro caso, en el País Valenciano, igual como en otros territorios del Estado Español, con más de una lengua oficial, tienen como objetivo procurar que el alumnado que estudia en estos programas, se convierta en bilingüe, en nuestro caso, en valenciano y castellano. Ahora bien, estos programas deben ir acompañados de una metodología didáctica cuidadosa, viva, significativa, que procure actitudes positivas y de estima hacia la lengua que no es la propia ni está socialmente prestigiada como debería, procurando un aprendizaje que posibilite valores solidarios e integrativos para llegar a una convivencia equilibrada y de respeto entre las dos lenguas oficiales que están en contacto. Eso solamente será posible desde la vinculación con las dos, la estima y el respeto, y sólo se puede conseguir si el alumnado, a su vez, se siente respetado, estimado y valorado. Si estas circunstancias se dan, la actitud inclusiva y la estima por las lenguas, serán básicas para respetar y valorar las otras lenguas que estén presentes en el aula, la lengua de los recién llegados, de los inmigrantes, de los forasteros… para que todos forman parte .

Recapitulando sobre el título de la Mesa, “Bilingüismo y lazo social”, me pregunto ¿De que se trata realmente?, ¿De explicar si podemos sentirnos plenamente vinculados a más de una lengua? ¿De si pueden convivir con armonía dos lenguas y qué escenarios lo facilitan? o, si leemos de manera literal, ¿De que el bilingüismo favorece la comunicación y ayuda a estrechar lazos con la sociedad que nos rodea?

Algo he dicho antes al respecto, ahora bien, desde mi experiencia he podido comprobar que los dos primeros, la familia y la escuela bilingüe temprana lo consiguen, siempre y cuando la escuela continúe aportando una presencia equilibrada de las dos lenguas, con discriminación positiva hacia la más débil. Si se hace así posibilitamos que el individuo pueda ser plenamente bilingüe.

Ahora bien, la enseñanza de una lengua no se puede limitar de ninguna manera a un aprendizaje “academicista” donde la gramática, la ortografía y la sintaxis sean la base del conocimiento. Es evidente que la lengua ocupa ese espacio, pero también ocupa un espacio de vida a nivel intelectual y a nivel emocional, es un espacio simbólico, lo que expresamos no se debe interpretar al pie de la letra porque cada lengua genera su propio simbolismo. El bilingüe, además de hablar dos lenguas, presenta otra característica, es bicultural. Sólo será verdaderamente bilingüe si también se apropia de cuanto rodea la lengua y todo eso me lleva a constatar que las lenguas tienen alma, la cuestión está en procurar que nuestros alumnos se identifican con ella. Como dice un filósofo de nuestra tierra, “El poso de nuestra lengua configura la geología de nuestra alma”.
¿De qué alma debemos partir para que nuestro alumnado se sienta emocionalmente unido, arraigado, identificado, compenetrado, en definitiva, vinculado?
Muchos son los autores que nos hablan de como, a pesar del conocimiento de muchas lenguas, solo hay una que la sienten como lengua interior:
El escritor Norman Manea, en su magnífico libro que recomiendo, “La lengua Nòmada”, nos dice, y cito textualmente:
“Ninguna de las lenguas a través de las cuáles he callejeado no ha pasado a ser, verdaderamente, una lengua interior…la lengua-domicilio ha sido, al fin y al cabo, una sola” .
También, querría compartir con vosotros, otros citas de autor que he considerado significativas en el tema que nos ocupa:
Santi Vallés, Filólogo, nos dice, “La lengua es el vínculo de nuestra conciencia identitaria”,
Jaume Vallcorba (ingeniero y filólogo) expresa, con pocas palabras, la importancia
de la lengua para configurar nuestra realidad vital, “Cada lengua es una cosmología, una configuración del mundo, un arsenal sobre la manera de entenderlo. Sin esta base la comunicación no tendría riqueza”
Y para finalizar estas reflexiones, una cita más de un escritor muy nuestro y muy querido, Enric Valor :“Una lengua es la expresión más genuina de una comunidad étnica o histórica, el instrumento por excelencia de relación y de comunicación entre sus miembros, la manifestación indudable del pensamiento original de una sociedad organizada”.
Es evidente que estas reflexiones no se las hacen nuestros alumnos. De pequeños no tienen conciencia lingüística, muchos de ellos hablan la misma lengua en casa y en la escuela, otros se encuentran que en la escuela hablan una lengua diferente a la de casa y sólo si se sienten cuestionados y/o amenazados por hablar la lengua que hablan es cuando tomarán “conciencia lingüística” y actuarán en consecuencia, negándola, escondiéndola o reivindicándola. Esas actitudes dependerán del entorno. Si queremos que la lengua represente siempre una emoción positiva y no sea motivo de enfrentamiento ni de exclusión, lo debemos trabajar desde la escuela, con los alumnos, pero también con las familias.

Para finalizar, podemos afirmar que la psicolingüística ya ha demostrado en cientos de estudios por todo el mundo, que lo que es verdaderamente importante para un futuro éxito académico reside en la calidad de interacción de los niños con los adultos de su entorno y que la escuela compensa y posibilita las situaciones comunicativas interpersonales tanto en lo que se refiere al uso de la propia lengua como el aprendizaje de una segunda. Así, la educación bilingüe puede convertirse en un marco de enriquecimiento para el desarrollo global del escolar.

Y ya para finalizar, si, como dice Norman Manea, “la lengua es la casa y la patria”, debemos procurar que nuestro alumnado habite una casa cálida, segura, confortable y bien amueblada…que pueda abrir la llave a todas las otras que vengan después.

MUCHAS GRACIAS

Tudi Torró

Alacant, 29 de noviembre de 2014
 

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