Silvana Perez: "Los niños: ¿sujetos de derecho u objetos del derecho?"
Quiero partir diciendo que la red Sename opera como el discurso del Amo en Lacan, en donde los niños se convierten en objeto del derecho, y no en sujetos de derecho.
El psicoanálisis se presenta como una propuesta clínica que propone el discurso del analista, y quisiera analizar, en parte, el engranaje de la red Sename para llegar al tema central de la vigencia del psicoanálisis.
Entendiendo en primera instancia que el discurso preexiste antes que las palabras, y de la relación entre un significante s1 y un significante s2 nace un sujeto dividido por el lenguaje, lo que significa que en esta cadena de significantes hay un saber, que es del sujeto, que no sabe que sabe y que supone al analista.
En el discurso del amo lo primero que aparece es el S1, un significante amo por encima del sujeto dividido, que ha sido marcado por palabras que le vienen del Otro, identificándose a significantes del Otro
Entonces en el discurso del amo, tenemos significantes amos que representan al sujeto o bien significantes a los cuales el sujeto se ha identificado, mientras que el S2, es el saber, el inconsciente que trabaja, cifra, asocia, y se encarga de reordenar estos S1, que produce un saber.
El amo, se dirige al esclavo para imponerle un saber, es ese superyó que ordena a gozar y como resultado de todo esto se produce una ganancia de placer, un plus de goce.
Pero el esclavo produce un saber que es de la castración, que no es otra cosa que un vacio y desde el momento en que percibe que algo falta, hay un sujeto que se constituye y se genera la angustia que moviliza la búsqueda del deseo, y su realización.
El goce une al amo y al esclavo y el deseo separa, permitiendo la constitución de un sujeto.
Debo mencionar que el goce en Lacan, se relaciona a la pulsión de muerte que procura irrumpir a través del principio del placer hacia el goce incestuoso, transgresor. El goce se representa a través de un mandato que busca alcanzar lo real, por fuera de él, algo que es imposible, y prohibido. El goce es lo desmesurado, aquello que pretende no reconocer las limitaciones que por estructura sostiene al sujeto como ser hablante y deseante. El goce es del orden “del forzamiento, del gasto”; el goce gasta, y algo se pierde. La causa del goce está en el significante s1. Por eso es importante analizar la disposición de estos significantes. En cambio el deseo marca la posición subjetiva que a una persona le permite abordar todos los aspectos de su vida, causado por la pérdida de objeto, es decir, surge a partir de la castración.
Pienso que la red Sename es ese significante S1, que Lacan denomina como gran Otro, es el Amo, al que no le interesa el saber de los niños con los que trabaja, no le interesa saber nada en absoluto, lo que desea es que la cosa marche. Los niños ocupan el lugar del esclavo, pero como en todo sistema, el amo no se sostiene sin el esclavo, y Sename no se sostiene sin niños que atender, dado a que la mantención de los niños dentro del sistema genera una subvención, que vendría a ocupar el lugar del plus de goce, es la subvención producida por la vulneración de derechos.
Las líneas de intervención en los programas del Sename no están orientadas a obtener «un éxito terapéutico» como suele denominarse, porque cada niño es antes que todo, subvención, por lo que se logra una gran rentabilidad en la sobre intervención, y el enfoque de trabajo apunta a dirigir la atención de los profesionales a lo estrictamente sintomático, dando lugar a la sobre medicación, exigencia de mejoras a las familias a nivel habitacional, y conductual, a lo que también se acompaña de sobrepoblación de niños, sin embargo se entrega un bajo subsidio a los programas, (en relación a los recursos económicos que posee Sename) lo que produce una escases de profesionales debido a baja contratación de los mismos, convirtiéndose en una institución maltratante, un amo que exige que los niños se mantengan dentro del sistema, dando poco espacio a la intervención individual, porque la vulneración de derechos genera un plus de goce a través de la producción de ese esclavo.
Las pautas de evaluación psicosocial están diseñadas para juzgar la experiencia traumática vivida, criticando dinámicas familiares y exigiendo competencias parentales imposibles de cumplir, porque que se trata de dinámicas que se repiten a nivel transgeneracional en familias que tienen una historia infantil que no se escucha, solo se les exige acciones, difíciles de cumplir sino logran realizar un cambio en su posición subjetiva, y finalmente se les castiga por que los cambios realizados son a nivel superficial y no en las competencias parentales. Los tiempos para la intervención individual y familiar son limitados, por la baja contratación de profesionales, pérdida de tiempo en aplicación de formatos de evaluación, que no sirven, exceso de trabajo administrativo porque además hay que construir medios verificadores para Sename y que limitan el trabajo individual, familiar, siendo su única función vigilar y castigar.
Mantener a los niños eternamente en el sistema, mantener a las familias enfermas y fomentar el maltrato lo que produce es una plusvalía, un plus de goce. En dinámicas maltratantes y de violencia hay una tendencia a una acomodación a este sistema perverso, en la medida de que existe un amo que ordena a gozar de esa violencia, pero a la vez hay cierta resistencia a este mandato, porque la vida es el conjunto de fuerzas que se resisten a la muerte. Esa resistencia se produce porque existe un saber en el sujeto, que no se sabe y que hace que se le ponga límites al goce. Muchas veces los acting out de los niños, las patologías del acto, etc. Se manifiestan para poner límites al goce del Otro, otorgándoles un sentido de existencia. Hay un saber no sabido, algo que se repite, que no cesa de no inscribirse. Estos síntomas que podrían considerarse como recursos, son vistos como factores de riesgo que hay que atacar, lo que produce la anulación total del sujeto.
El psicoanálisis en cambio, propone el discurso del analista y se da la palabra con total libertad, se le denomina a los pacientes analizantes, porque se reconoce su saber y que pueden hablar como un amo, porque tienen un saber y el analista se hace causa del deseo del analizante.
En el discurso del analista de lo que se trata es que este sujeto verbalice de alguna manera todos estos significantes s1 o como diría Freud, “hacer caer las identificaciones” ya que, estos significantes amos han determinado la existencia del sujeto y hay que localizarlos porque condicionan su existencia, determinan su conducta, y de lo que se trata entonces es de que tome cierta distancia de estos significantes amo.
Si la identificación cae, el sujeto queda dividido, porque cuando perdió este significante amo, ya no sabe quién es, y de lo que se trata es que, una vez que tomó distancia de estos S1 que lo amarraban, encuentre una nueva identificación.
Es necesario que el analista pueda sostener esta posición de escucha, para que el inconsciente se produzca, suponiendo siempre que hay un sujeto, entonces la persona es, la que está hablando y el sujeto se está produciendo a partir de estos significantes que articula, lo que da lugar a nuevas identificaciones, y a la génesis de un deseo.
A lo que me refiero es que si no reconocemos el saber de los niños no solo los estamos anulando como sujetos, sino que esto produce que crean que lo único existente es lo traumático, que ese núcleo traumático se repita sin cesar, y si se opera solo desde esta dimensión, no solo estamos violentando sino que también revictimizando, lo traumático se repite incluso a nivel transgeneracional, por eso no es casual que los niños de la red Sename tengan padres con toda una historia de institucionalización
Si Sename actuara como un servicio nacional para los menores entendiéndolos
como sujetos de derechos y no objetos del derecho, y la evaluación de daño se realizara a través de una escucha analítica en donde el foco fuese, verbalizar lo percibido por el niño, verbalizar lo traumático, resignificar su experiencia, se podrían restablecer los derechos y asegurar el bienestar.
Sin embargo a pesar del funcionamiento perverso de la red, hay niños que logran resistirse a esta muerte, hay familias que sobreviven, a pesar de la perversión del sistema, porque hay algo que siempre se pierde, hay una falta en este gran Otro, y donde hay falta, hay también la posibilidad de una génesis del deseo.
El discurso del amo, inspirado en la dialéctica del amo y el esclavo de Hegel, describe de forma narrativa, el encuentro entre dos seres autoconscientes, que se dedican a una «lucha a muerte» antes de uno esclavizar al otro, sólo para encontrar que esto no le da el control sobre el mundo que había buscado. Después de todo, se busca lo que no se tiene, en alguien que no lo es.
El amo se sitúa en el lugar de la verdad, totalizante, y que no desea saber nada, porque cree que nada le falta, pero el esclavo tiene un saber respecto del amo y le colma antes de que el amo sepa lo que podría desear.
No obstante, todo sistema siempre tiene una falla, y cuando nos acercamos a los excesos existen solo dos vías posibles: la muerte, o la rebelión.
La lucha a muerte entre el amo y el esclavo, se produce cuando el amo se acerca a los excesos; el esclavo debe ponerle límites al goce del Otro o morir.
Creo que actualmente hay una crisis en Sename y las manifestaciones sintomáticas de los niños son heridas de guerra, síntomas de una lucha, y formas de poner límites al maltrato; hay familias y profesionales de la red que están alzando la voz y llevando esta problemática a lo público, porque donde la tiranía es ley, la rebelión es orden.
Quiero decir que el psicoanálisis también opera como una rebelión en donde se habla de castración, porque hay un objeto que se pierde, y esto es estructurante. El objeto que se pierde es el objeto causa del deseo, y que al generar el deseo en el sujeto, esto le da un sentimiento de ser en el mundo (en el sentido de la existencia), vale decir, un sentido que nace del sinsentido. Esta es la estructuración de la subjetividad, así se genera la subjetividad y este planteamiento opera también a nivel social.
No se puede pensar el psicoanálisis sin lo social, aquí se situaría el punto de unión con lo comunitario, no somos sin los otros, o como diría Rambeaud, Yo es Otro.
El amo quiere lo que piensa que el esclavo tiene, mientras que el esclavo quiere lo que cree que el amo tiene y que en verdad nadie tiene.
El amo se sostiene con la presencia del esclavo, la vida se resiste a la muerte, donde hay tiranía, hay rebelión, del discurso de la ciencia surge el discurso histérico, lo falso implica lo verdadero, (por eso no puede excluirse lo falso) y lo esencial del método freudiano es fiarse del relato, y en toda esta dualidad surge, el discurso del analista que se resiste al discurso del amo.
Es una lucha sin sentido, porque nadie tiene lo que busca, eso ya se perdió, por lo tanto ese deseo es irrealizable. No tiene sentido esa búsqueda, porque no existe un fin.
Podemos pensar que la red Sename es como es, que nada la hará cambiar, y quizás esta sea otra lucha más, sin sentido, una condena a muerte, pero es de ese sinsentido del que nos tenemos que apropiar, porque se trata finalmente de luchar o morir.
Sísifo por ejemplo, empujo una roca hasta la cima para que esta se vuelva a caer, condenado a estar viviendo eternamente sin un fin. Pero ese castigo fue su más grande gloria, porque Sísifo se convirtió en el héroe de lo absurdo, Sísifo aprendió a amar lo absurdo, sin preocuparse por el fin, solo por el medio, disfrutando de todo el trayecto, por eso Camus dice al final del mito : hay que imaginarse a Sísifo feliz.
En la lucha nadie obtiene lo que busca, es una condena a muerte de los dioses, porque en el sujeto hay un deseo que si se llegara a realizar esto implicaría la muerte y el fin de su existencia, por lo que se convierte en algo irrealizable, y absurdo, por eso la dialéctica del deseo en psicoanálisis es equivalente al razonamiento absurdo en Camus, hay que amar lo absurdo, y amar lo absurdo implica aceptar que es imposible que el deseo se realice, pero a la vez no hay que dejarse vencer, creer en la esperanza y creer en la posibilidad de lo imposible, porque es esa lucha la que nos da el sentido de existencia y de ser en el mundo, a pesar de la imposibilidad, por eso al sujeto en psicoanálisis se le denomina, Sujeto tachado. por un rasgo que adoptamos del Otro que nos constituye y que también nos falta, algo que deseamos y buscamos en el Otro, pero en verdad se trata de algo que no existe.
Entender cómo opera esta dualidad es el objetivo principal para poder entender la dirección de una cura, porque finalmente se trata de deconstruir la dialéctica del deseo; esto solo si operamos a través de la escucha analítica.
Por eso, yo creo en la vigencia del psicoanálisis.