Catherine Delarue: "El dinero y la práctica analítica
Madrid, 26 de abril de 2014
A lo largo de la historia del Psicoanálisis la cuestión del dinero en la cura se ha evocado pocas veces y se ha teorizado aún menos. Sin embargo la metaforización psíquica del dinero, en su dimensión simbólica e imaginaria, siempre a cuenta del analizante y prácticamente nunca del analista ha sido objeto de numerosas publicaciones, la más célebre es El análisis del hombre de las ratas de Freud con la equivalencia entre rata, niño y florín (la moneda).
Voy a hacer referencia a un autor Pierre Martin, psicoanalista y miembro de la Escuela Psicoanalítica de París que en 1984 escribió un libro titulado “Del psicoanálisis y el dinero” donde se pregunta y lo voy a citar “si el dinero y las relaciones sociales que implica constituirían no-pensados teóricos para el psicoanálisis” es el término “no pensados” que no existe en español, en francés es “impensados” lo que me llamo la atención. Esta afirmación apunta a la cara real del dinero en la cura. El Psicoanálisis en su corpus teórico sería por consiguiente “impactado por lo real”. Entonces ¿qué impacto tiene este pensamiento, este silencio silencio del dinero, qué impacto tiene en la transferencia y por consiguiente en el acto analítico? Para Pierre Martin, el lugar del dinero designa el lugar de la angustia del analista como un dedo que apuntase a lo real, razón quizás por la cual se habla tan poco del dinero y a mí me hace pensar en el momento en que se recibe a un nuevo analizante, cómo cada uno de nosotros abordamos la cuestión para decir “va a costar tanto”. Creo que es un acto, sobre todo para los que empiezan, muy difícil y que es más difícil cuando se ha trabajado en lo público donde no se cobra, creo que todos nos hemos visto confrontados a esta cuestión de modo singular. Y es ya un acto analítico en sí, el decir “cuesta tanto”. Sigo con Pierre Martin, “si cambiamos el acento del lugar del dinero en la cura al dinero en sí como tal, es decir que en ese momento nos alejamos del registro del deseo para limitarnos al nivel de la necesidad que va a llevar a la cura analítica al nivel de las mercancías. La función del dinero en una cura no puede dejar de tener incidencias en el lugar del análisis frente a los desafíos que suscita en el campo de la política” y todos nos vemos confrontados con este tema.
El dinero para los analistas ha de considerarse primero como un significante del que Lacan va a decir: (Seminario de la carta robada, en los Escritos), “el dinero es el significante, el más destructivo que existe en toda significación”, es decir que no existe una relación entre el significante y el significado, el dinero viene a ocupar el lugar de todos los objetos que compramos o que vendemos, es su equivalente, pero no el significante.
Por tanto, en el análisis, el dinero se caracteriza por ser el significante más destructivo y en el marco de la economía actual y de las operaciones financieras bancarias de las que oímos hablar todos los días en el area europea, este dinero también aparece como permeable al efecto desubjetivizante que produce en estas esferas, en este ámbito tan desubjetivado que representa la alta finanza; es decir, que ahora mismo se oye hablar de millones de euros, no sé para vosotros, pero para mí no tiene sentido, no sabemos de qué se está hablando, no sabemos dónde está, es algo virtual. No es que no se entienda, es que es algo virtual. ¿Dónde está ese dinero? ¿En la cuenta de quién? No sé sabe nada, solo sabemos que se tienen deudas y que hay que pagarlas y que hay que apretarse el cinturón, pero a quien pagarle no sé sabe.
El dinero es destructivo en su aspecto analítico, desubjetivizante en el marco financiero, y en estas perspectivas, el dinero no se puede considerar de la misma manera, pero tiene un punto en común, tienen una relación con la categoría de la nada, ya que el dinero es un significante destructivo que no sé puede pensar en el marco analítico y desubjetivizante porque no sé sabe qué es realmente este dinero; así que el dinero es un significante muy singular ya que funciona como un significante general de las mercancías mediante el cual se podrían intercambiar todos los objetos, pero en el análisis no funciona de este modo. En una cura el dinero pagado -y no ya dado-, insisto, porque a veces hay analizantes que dicen “le doy” y yo siempre corrijo “no me está dando nada” “está pagando su sesión” y ya nunca lo vuelven a repetir, no vuelven a decir que me dan algo. Así que el dinero pagado en una cura, no es una remuneración por un servicio dado, ofrecido, ni el testimonio de un intercambio, ni la compra de un bien, ni un medio de hacer beneficio. El analizante no da su dinero, paga y el analista no da nada a cambio, y es dentro de la transferencia que el analista pone en circulación, no únicamente los equivalentes simbólicos e imaginarios o incluso reales del dinero, sino esta categoría de la nada, del no valor del objeto que sustenta el deseo en las mallas del fantasma, trás del cual estamos siempre corriendo.
El analizante no es que pague por nada, paga por lo que no puede recibir, o más concretamente “paga por renunciar a recibir, lo que quiere pedir”. Como lo dice Sócrates en El banquete a Alcibíades, “no tengo lo que me pides y que piensas que yo tengo, vete a buscarlo a otro lado” y para eso hay que pagar.
¿Qué encontramos en el principio del pago en la cura? Lacan en los Escritos y en La dirección de la cura lo dice en estos términos: “si el amor consiste en dar lo que no se tiene, es cierto que el sujeto puede esperar que se le dé, ya que el psicoanalista no tiene nada más que darle, pero incluso este nada no se lo da y vale más así, y por ello este nada se le paga y generosamente de preferencia, para demostrar que de otra manera esto no sería muy caro” Este nada que no es nada tiene un coste en el sentido de costar, también es un golpe (coup, y cout son homofónicos en francés), un golpe es una puesta en acto de un real que no se puede pensar. Lo real en la cura, como no puede decirse, en mi opinión pasa a través del acto, y hacer pagar es un acto en sí. El análisis se articula en esta ficción, pagar para ir a buscar en otro sitio, lo que el Otro no tiene y me gustaría que tuviese. Es una puerta abierta a un saber que no puede convertirse en moneda, esta categoría de la nada es aproximada, se bordea, sin ninguna garantía como la que puede asistir en un contrato, para mí el contrato analítico no existe.
GK: ¿Qué quiere decir con que el contrato analítico no existe?
CD: Porque para mí en un contrato siempre hay una cláusula de garantía y en análisis no hay ninguna garantía. Hay que perder esta ilusión también. Esta categoría del nada puede oírse aun y aceptarse dentro de nuestra sociedad en donde el dinero siempre es algo. Es incluso una de las palancas principales del poder y que puede llegar muy lejos, no sé si habéis visto El lobo de Wall Street, esta película gira exclusivamente en torno al dinero y se ve que el protagonista de la película Leonardo di Caprio usa el dinero ya no para almacenarlo, no sabe qué hacer con tanto dinero, sino para destruir el deseo del otro, cuando el otro le confía su dinero le tiene a su merced, es un goce sin límite en donde el dinero no hace función de tercero, ni de limite como en el análisis. Precisamente en una cura, el dinero libera al sujeto de una deuda inconsciente, que viene a limitar la demanda de amor, que incluso la va a convertir en obsoleta, lo que va a permitir progresivamente liberar el deseo inconsciente. El dinero que se paga en la cura, suscita una pérdida de goce, para que el deseo pueda manifestarse dando así la oportunidad de que surja un nuevo saber. En este contexto el dinero se confirma como un factor de separación, de distanciamiento que garantiza que la transferencia pueda desplegarse; desde esta perspectiva el dinero se con
vierte en condición de la transferencia, ya que esto le permite al analista liberarse de tomar el lugar en el desfile de las identificaciones posibles y derivadas de la transferencia, a las que el analizante le convoca. A partir del momento en que el paciente ha pagado por esto, el analista ya no está en este lugar.
Lo que tendría un precio en el análisis nos dice Lacan en el Seminario Encore (Aún), pág. 89, es el saber sobre la verdad, lo cito “El sujeto es el resultado de lo que debe aprehenderse, este saber, y tiene incluso que tener un precio, es decir que es su coste el que lo evalúa (y esto es lo importante en lo que dice) no como de intercambio sino como de uso”. Voy a volver a esta cita, el saber vale lo que cuesta lo que haya que poner de uno mismo, de que sea difícil, difícil ¿de qué? Menos de adquirirlo, de comprarlo que de gozar de él. De ahí esta diferencia entre el valor de uso y el valor de intercambio.
Así, el saber sobre la verdad, que va a avanzando progresivamente en la transferencia tiene un precio para el analizante, pero en cuanto a su valor de uso y no a su valor de intercambio. Se ve que así se subvierte la cuestión del dinero, y el uso de este saber está estrechamente vinculado con la condición de su adquisición, es decir la transferencia. De ahí el valor de uso dentro de la transferencia que se opone al valor de intercambio que tendría que ver más con el precio comercial de este saber.
No obstante la deuda simbólica no está vinculada con ningún valor de intercambio, su precio no es de este orden, sino que el valor de la deuda simbólica que es el de la castración es esta falta simbólica que opera en un objeto imaginario y que remite por tanto al valor de uso.
Si el pago es una de las condiciones de la transferencia, así que insisto una vez más, es dentro del marco de su valor de uso, pero este precio, ¿quién lo establece? y ¿cómo lo establece? Lacan nos dice que tiene que ser caro para el sujeto, hasta el punto que poner mucho de su parte y creo que esto hay que oírlo desde el lado de lo real. No sé trata tampoco de desvalijar a los analizantes, lo que se ha creído muy a menudo y esto remite al acto de decir a alguien, esto cuesta tanto, puede ser 10, 20, 40, 70 en función de la persona y ahí hay muchos fantasmas. Algunos creen que los analistas en París piden 100 euros, 120,… yo me rio mucho, me hace mucha gracia cuando hablamos entre colegas de estos temas, a los estudiantes les pedimos alrededor de 20 euros y los precios medios oscilan entre 40 y 60 euros, en pocos casos se pide más, esto para desinchar un poco el imaginario.
GK: En Buenos Aires a pesar de la crisis que hay no te imaginas lo que pueden llegar a cobrar los analistas.
CD: En esos países hay gente muy rica y gente muy pobre. Hay analistas que en el distrito 16 de París que es un distrito de lujo piden entre 120 y 150, puede llegar hasta 200.
Precisamente Lacan en su práctica ha modificado profundamente, incluso ha subvertido la posición del analista en lo que se refiere al dinero, hizo una ruptura con las prácticas de la IPA, se paga mensualmente no se paga por sesión, es una elección del analista singular. Es un salario. Lacan ha convertido el pago en un acto analítico, un acto que constituye un corte, ponía en acto lo real en lo que se refiere al dinero, y Robert Lévy me decía “es arreglarselas con lo real”. Hay un gran número de testimonios del analizantes de Lacan que nos hablan de la forma en que él concebía el precio de la sesión hasta el punto que les pedía algunos todos lo que llevaban encima de dinero incluso la totalidad de sus ingresos mensuales, y esto no es un bulo, pero también ha podido recibir y conozco a alguien, gratuitamente, todos los días y durante varios meses. En estas prácticas, a veces podía desvalijar los pacientes, yo lo llamo así, y la gente se preguntaba cómo iba a comer al día siguiente.
MCE: Por ejemplo para mostrarles el masoquismo al que podían llegar.
CD: Pero lo que hay que decir también, es que el contexto económico no era el mismo. En aquella época se encontraba trabajo muy fácilmente y eso ya se acabó. Y eso hay que tenerlo en cuenta.
Estas prácticas solo cobran sentido en el marco de la transferencia y en el nombre de Lacan, luego después de haber hablado con una serie de colegas, entre los cuales estaba Robert Levy me decía que se trataba de un acto analítico, un acto como real que hay que entender de esta forma “démelo todo” y el analizante “lo daba todo”. Como decía Mª Cruz es realmente masoquismo. Pero Robert me decía que es poner al analista en lugar de un ideal, y yo añadiría de un ideal aterrador, porque todos estos analizantes se preguntaban cómo iban a vivir. Y Robert precisaba que en la transferencia era poner el análisis en el lugar de una religión y yo tengo ganas de decir que en el lugar de la religión psicoanalítica que conlleva un estado de pasión transferencial, pasión en el sentido religioso del término como la pasión de San Juan.
¿Cómo podía esta gente aceptar una práctica así? Porque se trataba de Lacan, pero en cualquier caso el valor de uso estaba garantizado pero a cuenta del analizante, ¿se puede soslayar lo que pasaría con el goce del analista en este “deme todo lo que tiene”? ahí también hay un valor de uso por parte del analista. Así que efectivamente el dinero es uno de los resortes de la experiencia analítica, lo que ocurre en ella no se pude reducir al importe que se paga.
¿Qué pasa con el dinero actualmente dentro de nuestra práctica? ¿El dinero debe acaso ser un objeto de donación y de sacrificio hasta el punto de dárselo todo al otro? Es decir ir hasta las últimas consecuencias del propio masoquismo. Para mí, no.
¿Este saber al que nos acercamos gradualmente al hilo de la transferencia y que se va extrayendo progresivamente de la palabra se paga con el importe que pagamos al analista dentro de la cura? Cierto es que hay que ceder una parte de nuestro goce en forma de dinero, pero ¿hasta qué punto? tampoco vamos a morirnos por ello. Para mí no se trata de arruinar a los pacientes.
Quizás la dimensión de la oferta psicoanalítica tendría que cuestionarse. Como en la época de Freud, los pacientes vienen cada vez menos pidiendo una cura analítica, vienen más bien a depositar en un lugar en donde ‘a priori’ se les va a escuchar, sus dificultades y sus alienaciones que les llevan a callejones sin salida en su vida que pueden ser catastróficos. A menudo los pacientes que vienen a ver a analistas se encuentran en un callejón sin salida identificatorio y quizá entonces el pago puede intervenir como una tercera parte separadora.
Voy a explicarme. Ya no es el enfermo que viene a vernos, el que es acosado por su patrón, su mujer, su padre, su madre, ya no es la víctima de violencia o de incesto sino el sujeto. Al que la estela de su palabra singular le permitirá retomar por su cuenta y no a cuenta del otro lo que lo destinaba hasta entonces a repeticiones alienantes y a veces mortíferas. Esto me parece muy importante, sacarlo de estas identificaciones y para esto hay que pagar. El paciente va a salir del mundo de las víctimas para iniciarse en su camino como sujeto y va a pagar por esta palabra y en este caso no equivale a liberarse de una deuda insondable que precisamente lo conduce realmente a una auténtica ruina financiera y en donde se puede cuestionar el goce de la deuda. A veces vemos a pacientes que vienen totalmente desvalidos y te das cuenta en seguida que tienen una relación con el dinero donde se hallan en una alienación terrible y el análisis a veces no te arruina sino que te salva de la ruina, por lo menos no están pagando por nada, están pagando por la sesión. Y creo que en estos casos no hay que dudar en pedir un precio que no sea un precio simbólico y no dejarse conmover por la situación dramática financiera de esta persona, porque si lo hacemos estamos validando su identificación de se
r un pobre hombre, mujer que no puede salir adelante, hace falta que paguen por otra cosa que arruinarse y yo en este caso no bajo el precio de la sesión dentro de estas configuraciones, lo puedo hacer en otros casos pero no en éstos, de hecho tendría tendencia a aumentar el precio.
El pago permite un desplazamiento del sujeto que garantiza una separación o bien con una posición de reivindicación como teniendo derecho al tratamiento, pagar es entonces liberarse, está todo este campo de la reivindicación, la sociedad es dura conmigo, los problemas económicos hacen que me halle en la miseria y por tanto tengo derecho a… Esto es la posición de reivindicación. Y en esto creo que hay que tener mucho cuidado, porque cuando empiezas a apoyar la posición de la reivindicación de “yo tengo derecho a un tratamiento barato, gratuito” estamos en lo social pero no estaremos haciendo análisis.
Entonces, ser psicoanalista no es una profesión cualquiera, de hecho ¿es una profesión? Veis que en nuestra relación con el dinero estamos totalmente en un desfase con respecto al uso del dinero en la vida corriente. En los Otros escritos de Lacan, en la pág 572, lo cito “existen casos en que otro motivo que os empuja a ser analistas, a instalarse, es decir a recibir lo que se llama vulgarmente ‘pasta’ para satisfacer las necesidades de la familia, al frente de la que estás tú mismo. Hay que saber que la cuestión, la del otro motivo, es exigible para sustentar el estatuto de una profesión nueva en la historia y ahí nos adentramos en el dispositivo del pase”. Y esta frase de Lacan da una perspectiva sobre la diferencia que existe entre el dinero y la pasta. Lo que tiene que ver con el dinero en el análisis afecta a su valor de uso dentro de la transferencia, pero ese mismo dinero cuando se halla fuera de la cura se convierte en pasta, en el sentido contable del término; es decir que cuando el analizante me paga es dinero que entra dentro de la transferencia, pero cuando por la noche hago mis pequeñas cuentas como todo el mundo para saber cuánto he ganado ahí ya no es dinero, es pasta.
Sin otro motivo que el de ganarse la vida para un psicoanalista es olvidar otro motivo de orden ético, a saber el del inconsciente que se exige para cualquier análisis donde a menudo la cuestión del dinero gira entorno a la deuda simbólica. Hay sujetos que nunca quieren pagar por nada, no tienen dinero, han perdido su monedero, su cartera, el cajero no funcionaba,… todas las razones son válidas y siempre son las mismas, nunca quieren pagar y hay otros que tendrían tendencia a pagar demasiado cuando tienen que pagar por sesiones a las que no han asistido. Yo tengo una paciente así, es artista, a veces tiene mucho dinero, a veces no mucho, recorre todo el mundo, está continuamente viajando, así que para mí era bastante difícil saber a que sesiones no había venido porque si y a que sesiones no podía venir, entre las que me debe porque no vino sencillamente y las que no vino porque estaba en Tokio es complicado, y cuando hacía las cuenta me salía demasiado dinero, entonces no lo entendía, contaba y contaba y era demasiado. Entonces un día pensé: es cuando ella pagaba las sesiones con retraso y ahí entendí que me pagaba de más y le dije y tuvo un efecto inmediato porque sus padres estaban separados, su padre no quería pasar la pensión a su madre, se lo daba mediante un sobre a los hijos, lo único que en el sobre nunca había el dinero exacto que se debía y los niños no se atrevían a decirlo y entonces no podía pagar el comedor de los niños, siempre esperaba más dinero y nunca llegaba este dinero y entonces dentro de la transferencia ponía en acto lo que tenía que ver con esta falta en posición invertida me daba demasiado, a partir de ese momento las cuentas me cuadraban.
MCE: entonces tú le has aclarado esta cuestión.
CD: Sí, se lo dije. Se ve bien que el importe de la deuda se hace oir más allá del importe que se ha de pagar como más o menos. En estos dos casos del dinero, el dinero es uno de los marcadores del deseo inconsciente y cuando en el Centro Médico Psicológico, en el sector público, he podido oír, cuando le aconsejaba ciertos pacientes que siguieran su camino con un analista privado he oído varias veces, “yo no voy a pagar por eso”. Y a mí me enfadaba bastante. En donde se identifica la diferencia entre una petición de tratamiento a menudo bajo la perspectiva de la reivindicación “tengo derecho a una psicoterapia gratuita” y “un deseo de análisis”. A menudo estos pacientes que se negaban a pagar vienen con una petición de reparación, de un daño real y/o imaginario, se tiene por consiguiente qué pensar que se trata de una resistencia al tratamiento como lo estipula Freud en su artículo sobre la técnica psicoanalítica? Yo no estoy tan segura de ello. Pero el rechazo a pagar garantiza la permanencia del síntoma y el goce relacionado y el pago tenderá a sacar al paciente de esta posición.
Esta cuestión del perjuicio tiene una relación me parece, por la problemática generada con las sesiones reembolsadas según una serie de modalidades. Si nos mantenemos en el terreno de un derecho a una reparación, estás diferentes modalidades de reembolso van a responder a esta petición de reparación del perjuicio; entonces en este momento me parece que nos quedamos en el nivel de la queja, es decir en el enunciado de la petición y esta posición dentro de la demanda implica el no pago. La reparación se debe, y entonces estamos asistiendo a una inversión de la deuda, ya no es el sujeto el que tiene una deuda, es el otro el que tiene una deuda, y que le debe una reparación, una compensación al paciente, así que el paciente no tiene que pagar.
¿Qué lugar tiene entonces el analista en un dispositivo de este tipo? Y cuando se hace este acto ¿quién hace el acto? El analista, en Francia se diría que el médico porque es psiquiatra, o el que ocupa el lugar de tercero al ponerse en el lugar del otro. La precariedad de un paciente que va a tener un impacto en el pago por una tercera parte, tiene consecuencias en el acto analítico con el riesgo de reducir al analista a un prestatario de tratamientos que lo arrincona dentro de una escucha social y no de una escucha psíquica y ya no tiene que ver con el sujeto sino con un usuario. Entonces plantea la cuestión de qué hacemos con lo real, ¿que se hace con estas prácticas? Podemos hablar de ello.
Voy a abordar la cuestión de la gratuidad, porque sé que algunos de vosotros estáis implementado estos dispositivos, y lo estamos pensando también en Francia. En cualquier caso, la gratuidad para el que va a una sesión podría poner en falta uno de los pilares del análisis que es el acto de pagar, un acto que como decía tiene que ver con lo real y con la pérdida de goce, pero siempre sigue estando la misma cuestión ¿cómo lo hacemos?
Voy a atacar primero a la gratuidad, aunque creo que puede ser posible, quería hablar de nuevo sobre el libro de Pierre Martin que mencionaba al principio. Nos dice, mientras el dinero tenga una función en el análisis de castración simbólica, el proyecto de un análisis gratuito se convierte en algo impensable y lo cito “frente a la regla de abstinencia solo quedaría un intercambio para la demanda que sería la pasión imaginaria mediante la cual la imagen de cada uno se aliena para convertirse en la del otro” y aquí está haciendo referencia a la cuestión de la transferencia en donde el analista ocupa el lugar del marido, de la mujer, del amante,…, de lo que sea, insiste en el riesgo de colusión entre analista y analizante así que, insiste en la importancia de un tercero, el dinero. Si hay analistas que quieran hacer curas gratuitas, él considera que es una fantasía que hay que analizar del lado del analista que mientras que el analizante no pague, pagará entonces con su persona con el consentimiento del analista. Para él un dispositivo tal, va a llevar a una reorganización de los síntomas, pero
entonces no se trataría de un análisis, el derecho a la salud -sigue siendo su opinión-, solo pudiendo estar relacionado con una psicoterapia, el gesto de pagar no funciona entonces como la deuda del sujeto respecto al otro y lo cito “sino que se trata del comercio de unos y otros, comercio entre analizante y analista”. Por consiguiente, condena con firmeza cualquier intento de pedir honorarios reducidos, hojas de reembolso o la práctica de cura acordada como en ciertas instituciones o incluso plantearse el precio de la sesión según los ingresos del paciente, así que no era muy tolerante este hombre. Esta en una posición que viene directamente de Lacan pero aún con más exigencias, porque Lacan sí que hacía en ciertos casos sesiones gratuitas. Entonces, precisamente, se hace referencia a Freud que desde 1900 en La interpretación de los sueños habla de la gratuidad posible de una cura, hablando de una chica que para proseguir su análisis y lo cito “tuvo que luchar contra la voluntad de sus allegados y sueña que le prohíben en casa venir a verme, hace un llamamiento a la promesa que le he hecho de curarle si fuera necesario gratuitamente y le respondo no voy a ser muy exigente en cuestión de dinero y Freud dice “naturalmente yo nunca le dije algo así”. Al final del libro de Pierre Martin, Lacan retoma esta pequeña viñeta clínica, le escribe una carta a Pierte Martin en la que cuenta esta historia y esta es la traducción que hace de la misma, la hace dirigida a Pierre Martin, retraduce así la frase de Freud: “en las cuestiones de dinero no me puedo permitir ninguna tolerancia, soy intratable” en esto hay que oír “soy intratable dentro del acto analítico como acto dentro de lo real”.
Quería volver al artículo de Freud de 1918, sobre las Nuevos caminos de la terapia psicoanalítica en donde se plantea el tema de la gratuidad de las sesiones, pero dentro de su aspecto institucional y practicada por médicos. Dice “que estos tratamientos serán gratuitos. Nos veremos obligados a adaptar nuestra técnicas a estas nuevas condiciones, condiciones nuevas con la gente que no tiene suficiente dinero, y concluye diciendo “nos veremos obligado a mezclar el oro puro del análisis con una cantidad considerable de plomo de la sugestión directa” ¿Acaso nosotros no nos hallamos en esta configuración desde hace varios años? Donde nos vemos obligados a adaptar nuestra técnica a las nuevas condiciones de la gente que viene a vernos. A mí me parece que la gratuidad no obstaculiza la transferencia pero bajo ciertas condiciones ya que la ausencia del acto del pago lleva en todos los casos al paciente a hacerse la pregunta sobre el deseo de ese o de esa que le otorga su escucha de manera gratuita y esto puede escucharse por parte del analizante como amistad, véase amor que pueden entonces generar angustias en función de la cuestión ¿qué me quiere? O también el paciente paga con sus síntomas, es decir que le da a su analista la “materia clínica” que necesita para proseguir su trabajo o investigación. Y yo cuando trabajaba en sector público me ocurrió a menudo que algunos de mis pacientes que para mí eran un caso, razón por la cual las veía una vez por semana y que gracias a sus síntomas tenía un campo de investigación extraordinario. ¿Cómo queréis que renuncien a sus síntomas si me pagan con sus síntomas? Imposible.
MCE: Pero esto pasa con gente que paga también. Es decir, es una fantasía histérica tradicional. Cuantas pacientes te dicen, yo creo que usted está descubriendo cosas importantes, podría escribir un libro con todo lo que le cuento.
CD: Cuando te dice eso es porque no paga suficiente. El paciente en estos casos también se identifica con la falta en ser, con el objeto que falta de su analista, con la esperanza colmar a su analista, da su persona para el bien de su analista. Nos dice Freud: en las sesiones gratuitas sino que esto le permitía seguir con su investigación, aquí hay un riesgo de perversión y os voy a decir porque, porque l’École de la Cause en París creo un centro de tratamiento gratuito, viene gente, esto autoriza a sus analistas a publicar casi en su totalidad las sesiones de sus pacientes ya que les sirve a ellos, uno para su formación y dos para su trabajo de publicación y así se pagan. Y creo que ahí hay una perversión del sistema.
MCE: Es el valor de uso
CD: Valor de uso por parte del analista, no del analizante. Porque en este caso es el analista el que tiene una deuda respecto a su paciente, está en deuda con su paciente. Por eso creo que la gratuidad es posible a condición que estos puntos que he estado hablando se elaboren en el marco de la cura, hace falta hablar de ellos. No se puede tratar como si fuesen obvios. Hay que hablar de las condiciones de la gratuidad, y no dar a entender al analizante que está ahí porque es pobre, porque no tiene dinero, porque es validar una identificación. Y en ese ¿qué me quiere? hay que afrontarlo, creo que luego hay que imponerse una carta ética, no sé pueden publicar estas sesiones, y la tercera cosa:creo que son tratamientos que pueden lanzar una cura que se haga en otro sitio, es un comienzo pero que no puede eternizarse, creo que puede durar un cierto tiempo y yo si me metiese en esto me comprometería a eso, a un cierto tiempo. Pero en un momento dado habría que pasar a otra cosa.
Con el no pago, se asume el riesgo que el analista se convierta para el analizante en el que ocupa el lugar dentro de la transferencia, sin un lugar separado, y es ahí donde lo real puede funcionar a toda velocidad activando toda la parte imaginaria de la transferencia, sino se abordan estas cuestiones que hemos mencionado anteriormente.
Cuando el dinero no paga por este nada, que el analista no da, en El banquete con Alcíbiades se ve bien que es la cuestión del amor, ahí es donde lo real funciona a toda máquina, hay un riesgo asumido de que la cosa degenere en una problemática de la pasión amorosa hacia su analista con pasajes al acto. Aquí es donde digo que lo real va a toda máquina al aumentar la vertiente imaginaria. Me recibe y me ama tanto que no me hace pagar. Y creo que hay riesgos de erotomanía o de pasajes al acto con el analista, así que hay un riesgo que se creen momentos psicóticos dentro de la transferencia.
MM: ¿Estas diciendo que no cobrar sería un pasaje al acto del analista?
CD: Se puede hablar de ello. A mí me pasa. Yo a veces no hago pagar. Tenemos que hablar de ello.
No pagar es también asumir el riesgo de eternizarse la transferencia. Al ser pagado, se podría decir que el analista ya no tiene nada que ver con eso. A menudo he visto en Centro Médico Psicológico curas que no acaban nunca, se renovaba todo el tiempo y no hay un final posible. Y tenía la sensación que intervenía a demanda, cuando la cosa no va bien le das el biberón y empezamos otra vez, hay algo que no se elabora.
Pagar es entonces decir que el analista no tiene nada que ver dentro de la transferencia y acabo con esto porque Lacan da una imagen muy bonita de este tema. Retoma la cuestión de la carta robada en su seminario 2 El yo en la teoría de Freud, pág.239. Cuando Dupin ha encontrado la carta y logra que le pague el jefe de policía tras haber recuperado la famosa carta. Y esto es lo que dice Lacan “desde el momento en que Dupin recibe honorarios sale airoso del juego, no es solo porque le ha pasado la carta a otro sino porque para todo el mundo sus motivos están claros, ha ganado pasta y ya no tiene nada que ver con el asunto” Y vemos aquí que está hablando de pasta no de dinero. Estamos en el valor de uso al hablar de pasta.
Es posible entonces plantear un acto analítico dentro de la gratuidad independientemente de su naturaleza. Es verdad que para nuestros analizantes la falta de dinero no es solo un mero elemento de realidad, pero al mismo tiempo cómo no tomarlo en cuenta. Eso es lo que es difícil. Tengo ejemplos, tenía un analizante, era estilista, creaba tejidos y en su famil
ia su padre venía de una gran familia burguesa del Norte y su madre era gobernanta en la casa y cuando iba a ver la familia de su padre, era la pobrecita de la familia. Decía que no podía pagar sus sesiones y he dudado mucho tiempo con esta persona y un día le dije: “quieres seguir siendo considerada la pobrecita de la familia de su padre” y me ha dicho “no, para nada” y entonces encontró trabajo con el que se ganaba la vida, salvo que se trataba de hacer camisetas en China así que la ví mucho menos. Pero en el fondo, son puntos muy importante, a veces se puede decir sí, a veces no. Otro caso, el de mi cantante que no tenía dinero y le propuse que redujéramos el precio de la sesión y vi inmediatamente que había cometido un error, ya no volvió en tres o cuatro meses, volvió, yo no decía y me pago el precio de su sesión normal y ya nunca se volvió a hablar de ello.
Cuando se tiene demasiado en cuenta este tema entras en lo social, y no somos trabajadores sociales, reconocer la precariedad de un paciente, avanzamos en el sentido de su satisfacción pero no siempre. Por ello se permite desalienarse de sus posiciones imaginarias en donde se imagina que es un pobrecito, una pobrecita al que se tiene que ayudar, mecer, haciéndole pagar menos sus sesiones y en cambio hay momentos en que no se puede hacer otra cosa porque realmente el paciente no puede. Es una de las grandes dificultades de nuestro trabajo, estamos siempre con un miedo de no saber, no hay una receta.
MM: A mí me gustaría hablar del valor del uso.
CD: Creo que no se puede hablar del valor de uso sino se habla del valor de intercambio. Estos dos valores funcionan dentro de una dialéctica de reciprocidad. El valor de uso está más vinculado con el uso que se hace dentro de la transferencia y que se paga con un cierto dinero. Vamos a decir que el valor de uso sería la cuestión del dinero tal y como Lacan lo entiende dentro de la cura. El valor de intercambio sería la pasta, cuando se cuenta el dinero. El valor de uso que se hace cuando se compra un objeto, el valor de uso no se corresponde siempre con el valor de intercambio, ya lo hemos vivido todos, se puede gastar mucho en un objeto y cuando se posee, no es eso. Es el problema del que gasta de manera compulsiva. Persigue algo al comprar los objetos, un objeto reemplaza a otro, pero nunca consigue lo que quiere. Así que conduce su deseo pero no hay un valor de uso, no lo logra. Se puede comprar un objeto muy caro y no gozar de él. No obstante se puede comprar algo que cuesta poco y del que se puede obtener un placer cuando se usa dentro de su valor de uso.
IC: Lo que no me ha quedado claro es cuando has hablado del valor de uso en el dispositivo del pago gratuito por parte del analista.
CD: No siempre, pero cuando hay una perversión de este dispositivo, es decir, cuando el análisis se utiliza de la palabra de su paciente para hacer pases en público, restringido claro. Cuando se utiliza la cura de una forma que no lo harían con uno de sus analizantes que pagan la sesión. Ahí se saca un goce particular, ahí no hay valor de uso. Hay un valor de uso por parte del analista, hay algo que se invierte. En donde el analizante paga con su síntoma, con su persona, hace una donación de lo que que crea un goce en su síntoma que lo recibe el analista y lo usa, fuera del cualquier valor de intercambio porque no existe. Esto es importante y está vinculado, se puede pensar también que es el valor de intercambio que puede garantizar dentro del análisis un valor de uso, debido a que pago existe una adquisición de saber dentro de la transferencia.
LM: Lacan decía que si hay sujeto supuesto saber hay transferencia. Y a mí me surge la pregunta qué efecto tiene el dinero en ese ‘sujeto supuesto saber’. Mi pregunta es cómo afecta el dinero a esa función del analista como sujeto supuesto saber. Si yo le cobro muy caro o muy barato si hay efecto en la transferencia.
CD: Seguro que hay un efecto. El sujeto supuesto saber es el analista. Hablaba con Guillermo de una manera muy trivial, cuando hay pacientes que pagan muy poco, es difícil para el analista, no se puede negar. Porque el analista también tiene que vivir, paga factura, impuestos y cobrar sesiones a 10 euros, se pude hacer con uno, y cada vez es verdad que ocurre algo con el analista en estos casos. Por qué se decide que un analizante va a pagar 10 euros y otro 60 por ejemplo. Es caso por caso y esto es lo real. Y hay que arreglárselas con eso, y creo que no hay una regla. Pero es verdad que puede afectar al deseo del analista este tema. Por ejemplo en Francia hay dos situaciones distintas, están las sesiones que son totalmente gratuitas, el que consulta no paga y el consultante es voluntario y luego hay sesiones que suceden en el marco de lo público, en el que consulta no se paga pero el consultante sabe que es pagade por el Estado. Cuando venían pacientes y decían, vengo aquí porque es gratuito, yo decía no es gratuito, “no se paga” lo que no es lo mismo porque se nos paga. No se trata de trabajar como voluntario todo el día, porque entonces estamos en el militantismo.
MCE: Hay una cuestión no en esto de cobrar poco que lo ha habido siempre, sino que lo que uno cobra a los pacientes también tiene que ver con la autorización que uno se da como analista. Es decir siempre pasan cosas con el dinero. Siempre tenemos que pensar ¿es justo el intercambio que hacemos con un paciente? ¿Es justo el precio que le pedimos? Ese acto que hacemos, ¿podemos garantizar que es justo?, hay que estar todo el tiempo trabajando todo este tiempo y la cuestión de nuestra autorización.
CD: Totalmente de acuerdo. Los analistas somos hombre y mujeres con sentimientos, tengo una paciente, psicóloga en Francia que no logra encontrar trabajo y que tiene muchos problemas económicos, viene 2 veces por semana a un precio normal y yo a veces me siento culpable, incómoda porque no puedo dejar de pensar cómo vive. Cuando pienso en esta pasta tengo mala conciencia, me siento culpable. Tuve que llevarlo a supervisión porque yo no sabía resolverlo.
MCE: Yo lo tuve que llevar a la marca del caso, entonces algo ha cambiado en mí. Un paciente profundamente masoquista, obsesivo que me sigue pagando lo mismo que hace años pero su situación ha cambiado, tiene hijos, su mujer no trabaja…
GK: Claro, porque cómo le dice uno a un paciente que le paga demasiado.
CD: Uno puede modificar el precio siempre que haya una demanda, una petición,… pero me siento incómoda.
ML: Pero me parece que en ese momento ya no estás en posición de analista…pero es verdad que uno tiene sus sentimientos y que algo habrá que hacer con ellos.
CD: Sí claro. Me hacéis pensar en Lacan cuando decía que el analista está solo frente al horror de su acto. Entiendo lo que dice concretamente, lo entiendo realmente… Tengo que ir a hablar con alguien, porque últimamente me ha ocurrido, que se me olvidé cobrarle y que ella me haya tenido que decir “Ah! Qué no pago hoy!”. Ella me ha hecho una interpretación y desde entonces me siento incómoda. Está sola, no tiene familia,…
RH: Es interesante ver esta idea del dinero y del tiempo en relación a lo real. Porque lo real es lo que siempre pone el bastón en la rueda, es decir, es lo que hace que nunca salgan las cuentas. Me parece que es una cuestión a aceptar, porque los sentimientos son recíprocos, la justicia cae del lado imaginario “tengo derechos”, entonces hay que confrontarse de alguna manera a la disparidad de la transferencia vinculado a lo real. Arreglarselas con lo real con cada paciente, en cada momento de la cura… Y me parece que tan importante es la cuestión del dinero como la del tiempo. Hay quien dice que “el tiempo es dinero” y me parece que eso que cae como si fueran iguales, me parece que el análisis permite un tratamiento singular.
CD: Estoy de acuerdo.
GK: Y a propósito de este aspecto, hay una polémica grande entre unos analistas que
trabajan 5 ó 10 minutos y cobran lo mismo que otro que está 50 minutos. Yo lo he escuchado mucho en Madrid, “tú tienes en esa hora de trabajo 6 ó 7 pacientes y yo tengo uno solo”. Como dice Roque el tiempo es dinero.
CD: Yo he tenido varios tramos de análisis y uno fue en el Instituto de París, se desarrolló puntualmente y pautadamente se empezaba y ¾ hora después se acababa. Os puedo decir que después de 20 minutos es muy difícil asociar, 45 minutos es mucho tiempo. Se pagaban las sesiones al final de mes, yo era estudiante y tenía que moverme para ganar dinero. Es una forma muy curiosa de llevar un análisis. Al mismo tiempo que hacía esto, el que se ha convertido en mi esposo hacía un análisis lacaniano con alguien muy conocido, y un día se rompió el brazo y yo le lleve con mi coche y a veces no tenía tiempo de aparcar el coche y ya volvía. Yo no entendía nada, y vi el resultado y no había análisis. Y veía a los pacientes delante de la puerta que subían y bajaban en 2 minutos y era una fábrica. Yo el problema de la escansión, creo que es casi robar el dinero, un timo.
MCE: La última vez Robert Levy nos dijo hablando de Eichmann que el masoquismo es la fuerza más grande que hay en el inconsciente. Si uno entiende la cantidad de tonterías que uno llega a aguantar en análisis. Los analistas son los mejores esclavos decía también Robert Levy.
CD: ¿Cuáles son los criterios entre el tiempo y el dinero efectivamente?
GK: Porque en otras profesiones está como más reglado, por ejemplo los abogados, el trabajo es éste y yo cobro tanto por una hora de trabajo.
CD: Pero es que no es el tiempo, es el tiempo del inconsciente. Y hay algunos que estiman que el tiempo del inconsciente son 3 minutos y para los demás son 45.
EVM: Pero el tiempo no puede ser igual para todos, para unos puede ser de 3 minutos, pero no para todos.
CD: Uno tiene la experiencia de su propio análisis y un análisis de 3 minutos yo nunca he tenido que pasar por eso. Creo que hay analistas que realmente ganan pasta.
MM: A mí me ha interesado mucho cuando tú has planteado y por mi experiencia en análisis como hay una denigración del analizante cuando se le consiente ponerse en el lugar que no puede pagar, me parece muy interesante y mi experiencia es que yo aprendí a sostenerme económicamente a partir del análisis. No quiere decir que no trabajara, que no ganara dinero,…no tenía que ver con esto, tenía que ver con sostenerse, de ganar la pasta suficiente para sostenerse. Eso me parece fundamental.
CD: Lo que decía antes también es verdad. El problema es que en España y en Francia hace 20 años podías trabajar fácilmente para pagar tus sesiones y ya no es el caso. Creo que hay analizantes que realmente tiene muchos problemas y que no pueden encontrar trabajo. El contexto social ha cambiado mucho.
MM: Pero quizá porque en la época de la que hablo, tampoco en España se vivía bien. Para sostener el análisis había que dar clases particulares, cuidar niños,… no solo trabajar como psicoanalista.
CD: Cuando los analizantes empiezan a encontrar pequeños trabajos para pagar su análisis, se entiende que están entrando en un deseo de análisis. Y que se aferran y mantienen. A veces no pedir suficiente es un freno al análisis. Ahora tengo una nueva paciente, mientras hablaba, pienso y cuánto le pido a ésta. Tiene un marido que tiene un trabajillo, tiene un hijo, espera otro, tiene muchas deudas…Le pides mucho dinero y a lo mejor no vuelve, hay que tratar de encontrar un precio apropiado. Y el momento de decir “es tanto dinero” lo vive todo analista cuando empieza, pero también cuando llevas 20, 30 años de práctica siempre está ahí.
EVM: Cuando tratas pacientes adolescentes, que comienzan a trabajar y la familia no paga más el tratamiento y con lo que gana el jovencito te preguntas cuánto le cobras.
MCE: También se puede preguntar a los pacientes “¿y cuánto pensaba usted que le iba a cobrar?” y de esa manera algo escuchas.
CD: Es difícil, porque una vez alguien me dijo 3 euros.
Marivi: Una paciente que vino en la primera etapa de análisis, le pagaba su Compañía, pero luego se cambió a otra y tuvo que empezar a pagar y ha sido curioso porque el problema era con el dinero, gastaba mucho dinero… y ha sabido adaptar lo que me paga en función de su momento pero ella dice “yo no quiero ser menos, no quiero pagar menos..” como que ella no quiere ser menos que otros pacientes. Y a mí me parece importante.
CD: Son esas cosas con las que tenemos que tener mucho cuidado. Esto ya es su imaginario.
RH: De todas formas hay dos conceptos del análisis que me parecen fundamentales para poder pensar esta cuestión, una cuestión qué surge con el cobrar más o menos y que tiene un vínculo con el más o menos falo, es decir con la castración, con el –Fi. Y el otro es la cuestión del concepto del objeto a, concepto lacaniano para ponerlo en relación a lo real. Me parece que articular estos conceptos para poder pensar la cuestión del dinero y el tiempo me parece interesante. Porque antes y ahora y en los tiempos venideros siempre va a ser cómo hacer el pasaje con el paciente de hacerle pasar del lugar de la queja a la demanda, del lugar del usuario al de analizante,… finalmente cómo acceder a la cuestión de la falta de objeto. Qué va a pasar, con lo que Lacan decía, con la privación, frustración, castración. Cada paciente nos va a traer una determinada vertiente, de la frustración “no le dan aquello a lo que tiene derecho”
GK: Y con la cuestión que Lacan ha tomado del plus, de la plusvalía del capital de Marx, ese tema también como se puede trabajar con esa cuestión de intercambio que ayer en el Clínico con los chicos que pueden traer un dibujo, una piedrita, ceder algo de uno. Y es el problema que se plantea con lo que tú has planteado sobre el reembolso del dinero, seguros médicos, donde no hay una circulación del objeto a. Queda obturado. O incluso cuando el seguro dice, yo reconozco 6 meses, después de los 6 meses esta persona podría hacerse cargo del tratamiento y en cambio lo interrumpe porque ahí implica algo de la renuncia.
CD: Ese es el paso al análisis y no quieren ceder nada.
GK: Como sufro demasiado, que me paguen a mí.
CD: Cuando trabajaba en la Institución Pública, yo siempre mi trabajo lo orientaba así, a lo largo del tiempo he ido cambiando, de que empezaba una cura con un paciente para ver si era posible que fuera después hacia otro sitio y era complicado porque siempre estaba la transferencia. Tiene que haber suficiente transferencia, pero no demasiado, para evitar que me diga “ya no me quiero separar de usted”. ¡Es un trabajo muy complejo! Al cabo del tiempo lograba hacerlo, pero la transferencia reside en eso. Cuando decía alguien “no voy a pagar”, no quiero seguir porque no quiero pagar, ahí está la cuestión de que no se puede ceder nada sobre la castración y se vuelve a cerrar. Y es un fracaso, es un indicador. Lo mismo que cuando no hay sesiones que paga alguien y tienes que empezar a pagar.
MM: Es muy complicado lo que dices, porque lo que se suele encontrar en el trabajo en lo público o son profesionales que no hacen transferencia con los pacientes o profesionales que dejan instalar una transferencia demasiado importante y no se puede desplazar a otro sitio.
CD: Nos vemos todos confrontados con esto, pero sé que cuando empecé con esto, con mucha energía, mucha pasión: la escucha analítica, la transferencia, yo estaba muy contenta, muy alegre hasta el día en que me di cuenta que no tenía fin, que había algo que no terminaba de funcionar y al cabo del tiempo progresivamente tienes que aplicarte a ti mismo algo que tiene que ver con la frustración como profesional. Poner transferencia en juego y mantenerla con correas, que no se escape.
MCE: Mantener la transferencia con riendas, se supone que tenemos que hace
rlo y forma parte del trabajo. Lo que no termino de entender bien es cuando dices que en tu trabajo en lo público que intentabas que la transferencia no se instalara, pero la transferencia es algo inconsciente, tú no puedes controlarla.
CD: Es cierto. Lo que hacía veces, bastante rápido con ciertos pacientes es que merecía trabajar las cuestiones en otro dispositivo. La experiencia hace que logres discernir las cosas bastante rápido. Es al mismo tiempo, no decirles de entrada “vete a otro sitio”, porque no irán de hecho y hay que responder a la petición que trae y orientar el trabajo, estoy hablando de dirección, de orientación, no dentro del trabajo que se hace con la transferencia dentro de un análisis sino exclusivamente hacerles entrever, que hay otro lugar en donde pueden hablar de lo que los trae a la consulta que sería más apropiado, pero esto tiene que llevarse de manera rápida, no puede durar meses, porque se sostiene, se les hace escuchar que pueden empezar un trabajo que es un trabajo analítico en otro lugar. En un momento dado, hay una especie de imbéciles que decían que hacia terapia breve, y no tiene nada que ver con eso, no se trata de hacer separar el síntoma con un golpe, al contrario, sino hacerles entrever que se trabajaría mejor estos temas en otro sitio.
MM: No es una terapia breve, pero sí una intervención breve.
ML: Por ejemplo, el otro día me encontré con un caso que en el trabajo con las aseguradoras es un poco peligroso. Estuve viendo un paciente como 3 veces y a la tercera vez me propuso que si había otro lugar donde él podría trabajar mejor lo que le ocurría. A mí como me sonó un poco raro, le dije “bueno, vamos a ver,…” luego me entere que era una persona que estaba de administración de personal, con lo que iba a ver cuál era la respuesta. A veces no tienes una bola de cristal.
MCE: De todas formas imagínate que no es un administrador de personal y que el paciente te propone un trabajo privado. Pero entrar con un trato con el paciente dejando a la aseguradora es entrar en un trato de goce con el paciente, por eso digo que es complicado porque tiene sus riesgos.
V: Yo he tenido una paciente este año con una aseguradora, y cuando llevábamos unas sesiones me dijo que estaba bastante mal, tenía que verla un par de veces por semana y en ese caso tenía 20 sesiones y la posibilidad de un tratamiento gratuito se iba a agotar y lo hablé con ella antes para poder seguir trabajando y le pareció bien. Se agotan las 20 sesiones y ha seguido de manera privada.
Transcripción: Ángeles Palacio y Lola Monleón