Lola Monleón. Cartel de Protocolo

 

“Ser psicoanalista es una posición responsable, la más responsable de todas, ya que es a él a quien se confía la operación de una conversión ética radical, aquella que introduce el sujeto en el orden del deseo….”[1] 

Es la segunda vez que participo en un Cartel de Protocolo y debo decir que la experiencia anterior no me sirvió para este, aunque si que tuviera efectos importantes y no solo los tuvo el trabajo del cártel en si sino también el debate con los ‘algunos otros’, el après-coup.

Como en la cura, donde cada sesión es un comienzo, entiendo que cada cártel de protocolo también lo es. En él surge  lo imprevisto y lo heterogéneo de cada uno hace que cada cartel tenga su particularidad. La tarea del cártel, muy paradójica, ha tenido para mi efectos importantes de formación, sobre todo en el sentido de las formaciones del inconsciente. El ‘desacuerdo’ -significante muy presente en mi historia- hizo su aparición, retorno de lo reprimido y material para analizar, desconexión de su significación inconsciente y avance metafórico. ¿Podríamos decir que el Protocolo Institucional es un dispositivo  instituido e instituyente a la vez?

El trabajo del cártel me ha permitido momentos de parada, de revisión de mi propia relación con la asociación, de visitar y revisitar algunos conceptos que se me escapan. Un trabajo  que nos remite continuamente al concepto de deseo de analista, concepto enigmático, función,  lugar vacante. Lo que el cártel de protocolo creo que propone es que habría otros lugares además del Pase donde en una asociación para el psicoanálisis ese deseo de analista se podría escuchar. Arriesgarse a tomar la palabra en las actividades de la asociación es un acto y Lacan nos recuerda que el deseo de analista se puede captar en relación con el acto [2].

Eso no evita que la tarea de este cártel sea temible debido al lado salvaje del acto de nombrar, salvajismo que fue evocado en el debate del primer cártel en que participé. El horror que este acto produce tiene que ver con el horror al acto del analista del que habla Lacan, y aquí la responsabilidad aparece en primer plano.  Responsabilidad y obligación no son lo mismo.  El tema de la obligación surgió en nuestras  discusiones del cártel y me parece que si la tarea de nombrar se considera obligada entonces si que adquiere una forma todavía más feroz. La responsabilidad se ligaría con el deseo, ya que el deseo implica responsabilidad; la obligación en cambio más con la prohibición. La ética del psicoanálisis no tiene nada que ver con lo obligatorio, es una propiedad particular del discurso psicoanalítico y está desligada del ideal.

Quizás es la dificultad que tenemos en dejar lo imaginario lo que puede obstruir el trabajo del cártel, dificultad que siempre puede aparecer. ¿Como podría contribuir el trabajo en el Cártel de Protocolo  a quitar esa carga imaginaria de la ansiedad por saberse analista o no? ¿como mantenerse en la ética de que el sujeto es efecto del discurso?.”

Sobre el horror al acto Lacan decía que el acceso al deseo precisa superar no solo todo temor sino toda compasión, que la voz no tiemble frente al bien del otro. La ética del deseo, tiene ese lado un poco ‘salvaje’ y un poco trágico[3] Según R. Levy  el analista se encuentra del lado de una ética particular que solo puede medirse en el après-coup y donde la culpabilidad no cabe ya que ésta supondría ejercer la moral.

Este nombrar que tiene el sentido de ‘atestiguar’, me parece que está también relacionado con el deseo de analista, es decir  ¿autorizarse a ser parte de esos ‘algunos otros’ que atestiguan estaría también del lado de una ética? El temor al error, a lo arbitrario a la hora de hacer la lista  creo que se relaciona con el temor a lo subjetivo, con el temor a la pérdida y a la castración. Miedo a lo subjetivo, que he experimentado ambas veces en el cartel y que nos aleja de la ética del discurso psicoanalítico.

Atestiguar, reconocer, nombrar…..¿Que es lo que se trata de reconocer ? En el libro ‘En la escuela del sujeto’ se puede leer[4] . »..la lista supone simplemente reconocer una no-contradicción con una ética que se basa en la división del sujeto… » Esto está lejos de ser una garantía  y al mismo tiempo entiendo que es un acto simbólico de reconocimiento. Para reconocer hay que nombrar. ¿se trataría de una puesta en acto del reconocimiento que ya sucede en la vida de la asociación y donde la ética se detecta en los diferentes tiempos de la enunciación?  Una nominación no garantiza que el deseo de analista esté siempre ahí ya dado, ni el fin de análisis -si existe- garantiza que no se pueda volver a un ideal de control.

En el trabajo del cártel aparece está separación entre entre clínica y actividad institucional, entre deseo de reconocimiento y deseo de analista, entre inconsciente e institución y aparece por tanto la necesidad de un trabajo continuo de puesta en tensión de estos dos polos para pensar el psicoanálisis.

Se trataría pues, de producir una nominación que es una inscripción en una lista de nombres, una lista que está en relación con el deseo de analista, y por tanto entiendo que con el duelo y con la pérdida radical. La pérdida del nombre siendo una parte crucial de la función del analista.

En relación con la pérdida del nombre, el dispositivo del cártel me parece muy interesante: una inscripción en una lista de nombres, en una serie, efímera y por partida doble. Cada dos años otras dos listas -o no-, o sea una serie de listas. Se trata siempre de un nombre entre otros nombres, algo que guarda relación con separarse del nombre.

El deseo de analista es enigmático y es el que provoca la búsqueda del analista y el descubrimiento de sus hallazgos, pero es también la confrontación con los otros analistas lo que es esencial en la formación de un analista y lo que puede hacer avanzar la investigación en psicoanálisis.  Esto es lo que he captado en esta asociación en los diferentes lugares en los que he podido trabajar : La idea de que el desarrollo del psicoanálisis en el seno de una asociación es entre varios, no solo aislado, no solo en nombre propio sino entre una lista de nombres.

Por otro lado, en relación con la nominación, Lacan la asocia con un acto de decir, una invocación[5] Un decir que nombra es un decir que incita, que alude. Así la  nominación está cerca del acto de palabra, una invocación que invita más que ordena.

¿Que es lo que funda la posibilidad de un lazo social entre analistas? Ya que sin lazo social entre analistas la formación no es posible. Para Lacan la función de la nominación (nhomer) es una función de anudamiento, la nominación que anuda también crea lazo social, anudamiento de los registros y también de los individuos entre ellos. ¿ Y La ética del discurso psicoanalítico cambia algo del lazo social ? Me parece que si pero sin garantía…..

Lacan distingue entre ‘ser nombrado’ y ‘ser nombrado para’[6] (Les non dupes errent), ‘ser nombrado para’ no es ser nombrado, es es un tipo de destino prescrito, una forma de alienación: ‘Tu seras esto o lo otro’.  Ser nombrado es más del tipo ‘Tu serás’, algo dejado en suspenso, en devenir. Un decir que nombra no es un decir que dice lo que se debe ser.

La verdadera nominación pues no tendría criterios en el sentido de habilidades o competencias. Lacan, en el Acto de fundación de su escuela, habla de los criterios de nominación del AME: le cito
“..es simplemente esto, no causarán mala impresión”  y añade : « no enseguida, lo harán más tarde, cuando hayan adquirido solera”(avoir pris de la bouteille)  ¿enigmático no? C. Soler[7] comenta que puede referirse a que se piense que ya han  terminado su formación porque tienen bastante experiencia. Así, la idea de la formación interminable estaría detrás de esa frase de Lacan.

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[1]

J.[1] Lacan Seminario XII 5 mayo 1965

[2]

      [2](Discours à l’EFP (1967). En: Autres écrits, op. cit.. Paris: Ediciones du Seuil, p. 271:C’est pourquoi c’est d’ailleurs, de l’acte psychanalytique seulement, qu’il faut repérer ce que j’articule du ‘désir du psychanalyste’, lequel n’a rien à faire avec le désir d’être psychanalyste.

[3]

[3] Seminario de la Ética

[4]

[4]En la escuela del sujeto pag 87

[5]

[5] El seminario 10: “La Angustia”, Paidós, Buenos Aires, 2006 p. 351

[6]      Colette Soler; “La querelle des diagnostiques” cap 5.

[7]      Colette Soler; “La querelle des diagnostiques” cap 5.

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