Convoca: Análisis Freudiano, Apertura, Acto, Cartel Clínico(Barcelona), Espacio Psicoanalítico (Pamplona)
y el Centro Ocupacional: El Molinet. (Monovar)
Organiza: Análisis Freudiano
Sede Universitaria Ciutat D’Alacant
Argumento:
No podemos hablar del cuerpo desde el psicoanálisis sino en tanto cuerpo sexuado y hablante, cuerpo sintomático marcado por lalengua, afectado de goce, trastocado por pasiones y afectos diversos.
Lacan dirá que “para gozar hace falta un cuerpo”, que “un cuerpo es algo que se goza“. Al mismo tiempo sostendrá que el cuerpo se tiene, no se es. Pero para ello, para habitarlo, para servirse de él, se tiene que construir mediante un anudamiento singular complejo: real, simbólico e imaginario. El transitivismo propio de los niños, las distorsiones y fascinación por las imágenes y sus efectos, etc, nos muestran que nos buscamos en el espejo del otro, fuente de confusiones y de inestabilidad, pero también de identificaciones simbólicas más o menos constituyentes. Es por medio del Otro y de su cuerpo, como buscamos cierta consistencia y tratamos de hacernos representar y de recuperar parte del goce perdido.
La clínica nos muestra que esta representación es frágil como lo es lo simbólico. La relación con nuestro cuerpo nunca es total ni completa. De uno u otro modo, el cuerpo, en tanto pulsional, se revela como un montaje heteróclito siempre más o menos evanescente que se nutre de los discursos y las ficciones de su época e inventa síntomas con ellas.
La importancia que cobra la imagen en la vida moderna, el imperativo ideal “mens sana in corpore sano” y su cohorte de tratamientos de belleza, fitness y dieta sana.
La proliferación de la pornografía y de las redes de contactos de todo tipo, no dejan al sujeto menos solo frente a su respuesta a lo real sexual y frente a la muerte.
Los avances de la tecno-ciencia, si bien facilitan la vida de algún modo, trastocan las fronteras de nuestra realidad corporal, social y subjetiva, así como las variables de tiempo, lugar y movimiento.
Las técnicas de procreación asistida, de cirugía estética o de cambio de sexo, los trasplantes y donación de órganos, las drogas de diseño, etc., fácilmente dejan al sujeto reducido a un objeto-mercancía en manos de la ciencia y de los flujos del mercado.
Frente a esta situación gozosa, el psicoanálisis le abre al sujeto un lugar y un tiempo propios, donde inventar su respuesta subjetiva y descubrir su saber hacer singular, camino contrario al discurso de la época que tapona los vacíos causales con objetos de consumo y terapias de todo tipo, que adiestran los cuerpos y las mentes, en su tentativa de borrar los síntomas actuales: fobias y ataques de pánico, infertilidad y problemas de pareja, anorexias, bulimias, alergias, fibromialgias, adicciones, soledad, así como los problemas derivados del cuidado de la infancia, la juventud o la vejez, o los derivados de acontecimientos traumáticos como violaciones y abusos, etc, o los ligados al paso al acto suicida, cuestiones estas que nos confrontan a dificultades clínicas y también a dilemas éticos ineludibles que a todos nos atañen.