Maria Cristina Bacchetta: “El padre y los destinos del goce en la sociedad capitalista”
Lacanoamericana, 2017
EL PADRE Y LOS DESTINOS DEL GOCE EN LA SOCIEDAD CAPITALISTA.
Habitamos una sociedad globalizada, con predominio de un modelo económico neoliberal y una comunicación masiva, manejada desde la doctrina de la posverdadi, encargada de reproducir y sostener cierto “orden natural” donde el objeto del deseo es lo que la publicidad dice que es, algo susceptible de ser alcanzado, y su consumo instalaría una nueva forma de goceii.
Los valores y la ética en tanto ideología parecen desaparecer en un discurso anónimo y omnipresente en el que el dinero ocupa el lugar del Ideal. Afirma Mark Fisher “A lo largo de los últimos treinta años el realismo capitalista ha instalado con éxito una “ontología de negocios” en la que simplemente es obvio que todo en la sociedad debe administrarse como una empresa” iii
En esta sociedad donde pareciera que deseo es igual a consumoiv y el objeto está en el lugar del Ideal, ¿qué lugar tiene el padre como fundador del deseo? ¿Qué es lo que la figura del padre representa? Y simultáneamente, ¿cuáles son sus efectos sobre el sujeto y sobre sus síntomas?
En las sociedades pre-capitalistas, bajo otros modos de producción y de organización social, el padre era el que permitía los casamientos, bendecía los nacimientos, impartía un orden, una moral. El padre era la ley.
En épocas de Freud, época Victoriana, se trataba de un padre regido desde una cultura donde la moral y ser digno del amor de Dios eran los ejes. El padre como sostenedor del “no” y la prohibición, y con ello del deseo. El ideal se lograba gracias al trabajo y el sacrificio. En esta sociedad del capitalismo tardío y salvaje ¿cuál es el Ideal que encarnaría el padre? No parece ser el mismo que resulta de la escucha analítica: un padre fallido, siempre en falta ante una ley imposible de satisfacer. Estamos ante otro padre: más ausente, alienado en el consumo, direccionado más desde algún goce que desde el deseo. Marcado también por el mensaje masivo, promovido desde el poder económico, que fue tomando al sujeto mismo, que les dice a los jóvenes que la completud existe, mientras les vende las drogas y los encarcela por consumirlas. Discurso hipócrita que discrimina, separa, excluye el amor, desvaloriza la historia y con ello la función paterna.v
En la clase de Los Nombres del Padre, Les non-dupes errentvi, del 19 de marzo de 1974, Lacan dice “Hay algo cuya incidencia quisiera indicar. Porque se trata del sesgo de un momento que es aquel que vivimos en la historia…es muy precisamente esto: que curiosamente la pérdida…de lo que se soportaría en la dimensión del amor, si es efectivamente no la que yo digo —yo no puedo decirla—, a ese Nombre del Padre se sustituye una función que no es otra cosa que la del “nombrar para” [nommer á]. Ser nombrado para algo, he aquí lo que despunta en un orden que se ve efectivamente sustituir al Nombre del Padre”. Un orden social que se funda no ya sobre la función del padre que nombra, sino que estamos ante los efectos de la forclusión del Nombre del Padre, que retorna en lo Real como discurso social. Y Continua “…es el principio de la locura misma”. Discurso social que dice qué es “la normalidad” a través de un orden más del lado del número, de la estadística, que del deseo, más ligado al imperativo de goce que a lo prohibido. “Consenso”, “normalidad” dictados desde una ciencia-mercantilizada y, podríamos decir también, sostenido y divulgado cada vez más desde los medios masivos que se han transformado en factores de poder “al servicio de”. Lo público y lo privado se fusionan naturalizando un orden que impone la multiplicidad de goces. Dice Lacan “Un orden social férreo, más feroz que el Nombre del Padre, porque su correlato no es el deseo, sino el goce”vii.
Asi, podemos volver a observar que cuando el sistema capitalista se ve en peligro, algún símil de padre terrible retorna, padre más cercano al idiota, sin historia, sin razones, sin ideología; vuelven a surgir fantasmas totalitarios que se creían ya dejados atrás. La figura del nazismo, que excluye y castiga al diferente, se reactualiza en los lugares más inesperados.
En la experiencia clínica, y desde hace ya varios años, son cada vez más frecuentes los casos de difícil delimitación diagnóstica. Enfermedades “orgánicas” de un cuerpo loco, episodios de alucinación o delirio en neurosis. Bulimias y anorexias al borde de la muerte, síntomas en la piel, flagelaciones en el cuerpo, fobias sin topeviii
Tal vez en un momento en que pareciera que no importa la verdad, sea conveniente retornar al síntoma como lo que advierte de una verdad social, a una lectura sintomática de la sociedad, como planteaba Althuser. Tal vez la repetición de determinados síntomas, su insistencia, hablen de una verdad de la época. “Nuestra época es la de no retroceder ante el discurso capitalista…” escribe Alberto Fernandez en “marcas del analista”, el psicoanálisis no es una cosmovisión, ni se trata de la “revolución” del sujeto, pero si aporta a otros discursos en la medida de sostener lo irreductible de la falta “…no retroceder ante lo que no marcha e intentar hacer algo con lo imposible”, dando más lugar a la verdad, la crítica, lo singular del deseo, la experiencia individual del inconsciente, único modo de diferir la pulsión de muerte.
Asimismo dice Lacan en el Saber del Psicoanalista “Lo que distingue al discurso del capitalismo es esto: la Verwerfung, el rechazo, el rechazo fuera de todos los campos de lo Simbólico… ¿El rechazo de qué? De la castración…. Todo orden, todo discurso que se entronca en el capitalismo, deja de lado lo que llamaremos simplemente las cosas del amor…”. Discurso astuto, loco, que se consuma y consume, destinado a “reventar” o “destinado a pincharse”ix.
Dicho de otro modo, en el discurso capitalista lo “imposible” esta rechazadox, y esto afecta al Sujetoxi. Al mismo tiempo si el amor es lo que permite al goce condescender al deseo, ¿qué es lo que ocurre en torno a los destinos del goce cuando el amor es dejado de lado? ¿Qué es lo que ocurre con la identificación?
Consideramos la cura como la posibilidad de alguna separación del sujeto respecto a un goce arrasador, a partir del encuentro con el significante. Pero hay un tope al desciframiento.
En este sentido me parece interesante lo planteado por Freud en la Conferencia 17 “…pero nuestro arte nos deja en la estacada respecto de los síntomas típicos…, probablemente se trate de la repetición histórica, vivenciar típico en sí mismo, común a todos los hombres” síntomas que no encuentran su sentido en la historia del sujeto; a los que el Yo se identifica. Es decir, ¿síntomas marcados por la cultura?. Marcas que en época de Freud, permitían poner algún nombre a ese conjunto de manifestaciones que representaban al sujeto.
Por otro lado, Lacan plantea en RSI, el síntoma ya no solo como elemento simbólico a descifrar, en su aspecto metafórico, sino como un real, goce de una escritura, que “no dice nada a nadie”, el síntoma como goce del inconsciente. Y agrega que si pensamos el síntoma como el modo en que cada uno goza de su inconsciente, en las particularidades de cada caso, el síntoma queda en el mismo lugar que lo ha puesto Marx, pero no es ya social, sino particular.
Entonces, no se trataría ya solo del síntoma como develamiento de una verdad, sino del síntoma como goce posible. En este caso es que podríamos pensar la clínica como un saber hacer con el síntoma, que no desaparece pero que sí deje de ser un padecimiento, si es posible.
Si pensamos estos síntomas como signados por y ante un orden social, que rechaza la falta, que deja de lado el amor, que toma al sujeto como mercancía, el no-amor del Padre, ¿podría considerarse como una de las fallas del Nombre del Padre? Y al mismo tiempo, ¿es posible la función de corte sin amor?
(presentacion de recortes clínicos)
Cuando nos acercamos a lo que constituye al síntoma en estos pacientes, nos encontramos con padres tomados fundamentalmente por su propio narcisismo. Padres que no nominan, cuya existencia parece intermitente, como si no pudieran sostener su función de corte respecto al goce del Otro. Algo del amor al/del Padre parece quedar afuera, incrementando la alienación del hijo.
Sabemos que en las neurosis la cuestión es ir más allá del padre, y no sin él y también, servirse de él. Pero qué pasa si el padre está demasiado alienado en el logro del “objeto” de consumo, ¿qué posibilidades tiene de dar lugar a la fundación del deseo en el hijo?xii
Estamos ante una sociedad en la que el padre como encarnadura de algún Ideal, va perdiendo existencia, en la que pareciera solo existe un orden social sostenedor de un sistema económico, y la ley es la ley del mercado; posmodernismo, posverdad, ¿pospater?
Buenos Aires, octubre 2017, María Cristina Bacchetta
mcbacchetta@yahoo.com
i http://internacional.elpais.com/internacional/2016/11/16/actualidad/1479316268_308549.html
iiTal vez lo más alarmante sea su efecto renegatorio. Relatos que se presentan como hechos, que construyen una realidad más real que la realidad, son el sello de un más allá de la verdad en el sentido de no importa la verdad. Sabemos que la verdad es otra, sin embargo aceptamos ese relato como “realidad” http://www.elsigma.com/subjetividad-y-medios-de-comunicacion/desmentida-y-desestimacion-en-la-epoca-de-la-pos-verdad/13195
iii Mark Fischer, Realismo Capitalista no hay alternativa? Ed. Caja Negra, 2016
iv Id.
v Para la “realidad” capitalista se trata de la expansión sin límites, de un sujeto que es objeto consumidor y consumible. Se expande diciendo que lo hace por el bien de la humanidad, pero sin control, la destruye.
vi Los incautos no yerran.
vii Seminario 21, Clase 10, “Les non-dupes errent” http://ecole-lacanienne.net/wp content/uploads/2016/04/1974.03.19.pdf
viii En estos momentos son muchos los autores en el psicoanálisis que nos hablan de estos fenómenos. La teoría kleiniana partía de esta hipótesis: la existencia en neuroticos de núcleos psicóticos. De todos modos seguramente no es del todo lo mismo que se plantea actualmente.
ix Alberto Fernandez “marcas del analista” p. 197 Ed. Letra Viva
x Jorge Aleman. El discurso capitalista según Lacan: la guerra que esta viniendo. http://www.telam.com.ar/notas/201502/94142-el-discurso-capitalista-segun-lacan-la-guerra-que-esta-viniendo.html
xi J. Lacan RSI, clase 6 «Si hacemos del hombre, no ya lo que vehiculiza un futuro ideal, sino si lo determinamos por la particularidad en cada caso de su inconsciente y de la manera en que goza de él, el síntoma queda en el mismo lugar en que lo ha puesto Marx. Pero adquiere otro sentido: no es un síntoma social, es un síntoma particular. “
xii Isidoro Vegh nos habla de “padres del goce”, en Sintoma. Sinthome y Nombres del Padre. “Si de entrada está el síntoma es porque de entrada, en el Edipo, está el padre del goce. Si luego puede –no hay garantía– venir el sinthome, es porque el sinthome es un intento, a veces desesperado, de construir un límite a ese goce mortífero. El sinthome es un remedio en la falla del Edipo. Es un intento de remediar el padre del goce. El sinthome es una suplencia paterna”