Cartel de Protocolo: Catherine Delarue, Chantal Hague, Fanny Serrano y Philipe Woloszko

Cartel del Protocolo institucional

Texto de 2018

El artículo 8 de los estatutos de la asociación Psychanalyse freudienne estipula: « La Asociación se propone reconocer a aquellos de sus miembros cuya práctica clínica y teórica sea acorde con la ética psicoanalítica tal y como la sostiene la asociación a través de su experiencia. En esta óptica, instaura un protocolo institucional que se describe más adelante ».

Durante el trabajo de este Cartel, reflexionamos todos inicialmente sobre qué es la ética psicoanalítica y, a continuación, con respecto a la lista de nombres que teníamos que elaborar, sobre la noción de reconocimiento que no es lo mismo que nominación.

¿Qué ética sostiene nuestra asociación a través de su experiencia? Se trata de la ética del deseo de analista. Efectivamente, este deseo es el que ordena el marco de la cura. No obstante, en el acto constitutivo, se indica lo siguiente: « Analyse Freudienne establece como principio fundamental que la institución analítica, de existir, no es otra que la cura misma ». Así pues, si el deseo de analista es efectivamente lo que ordena el marco de la cura, ese mismo deseo es el que ordena el marco de la asociación, en su calidad de institución analítica.

Trabajamos entonces sobre esta cuestión del deseo de analista en sus efectos institucionales, ya que, finalmente, el deseo es transitivo en el sentido de que el deseo es el que enseña. Esto último, en especial, en lo que se refiere a esos efectos de transferencia. Si podemos pensar que no hay transferencia analítica sin analista sostenido por su deseo de analista, podemos entonces pensar que no hay transferencia de trabajo, analítico, sin analista sostenido por su deseo de analista. Hablamos de transferencia de trabajo analítico para desmarcarnos de los efectos de prestigio, del saber constituido pues por todo lo que sería una captación imaginaria.

En una cura, la transferencia es, a la vez, el motor de la cura y la principal resistencia frente a ésta. Freud lo afirma claramente. Lacan demostró que la transferencia en su consistencia imaginaria es precisamente lo que constituye la mayor parte de esta resistencia. ¿Entonces, cómo decir o cómo conceptualizar esta cuestión en el marco de la asociación, es decir de la transferencia de trabajo? ¿Cómo se instaura una transferencia en una cura? El deseo de un sujeto se encuentra con el deseo de un analista. Si el analista se mantiene en su lugar y si su deseo es deseo de analista, el deseo del sujeto puede evolucionar hacia un deseo de saber y así es cómo se produce una transferencia analítica. El sujeto da fe de ello a partir de la cura que lleva a cabo. En cuanto a la transferencia de trabajo, se produce cuando un analista toma la palabra a partir de su deseo de analista, es decir cuando se dirige como sujeto a otro(s) sujeto(s). Incita de este modo a aquel o aquellos que lo escuchan en su deseo a producir una transferencia de trabajo, cuestionando así su saber no constituido, inconsciente. Lo cual no ocurre cuando un profesor se dirige a sus alumnos.

Abordamos ahora el segundo punto de nuestra reflexión: reconocimiento y no ya nominación. El Protocolo institucional es uno de los « pies » del Trípode que no puede separarse de los otros dos, en especial del Pase. La especificidad de nuestra asociación consiste en haber relacionado un Pase sin nominación con un Protocolo institucional cuyos Cartels tienen la tarea de crear una lista de colegas reconocidos en tanto analistas. Lo que en un primer tiempo puede parecer paradójico equivale, en realidad, a hacerse un poco al lado para aprehender la parte de real que existe en esta cuestión de la nominación. Efectivamente, debido a este real, siempre se escapa algo, obligatoriamente, del lado de lo real.

Para el sujeto, siempre queda síntoma con su condensación de goce, incluso al final de un análisis. Debido a su síntoma, el analista no puede, en modo alguno, estar seguro de su función deseo de analista y sobre todo no puede estarlo de forma continua. Por ello, la formación de los analistas no atañe únicamente a aquellos que no tienen mucha práctica, sino también a los demás, del mismo modo.

Se trata pues de reconocer a los miembros de la asociación que han podido, durante los dos años de trabajo de este Cartel, producir un discurso analítico y, por ende, una transferencia de trabajo sobre los miembros del Cartel. Nuestras reflexiones nos han llevado de este modo a una posición difícil en el plano teórico y a una puesta en práctica compleja. Hay que sostener una opción de reconocimiento totalmente subjetiva, pero no arbitraria. La cuestión se planteó para nosotros en términos de efecto de sujeto, de lo que se ha cuestionado mediante la enunciación de fulano o de mengano y de los efectos de après-coup que esto haya podido producir o no. El efecto subjetivo sólo se da en el l’après-coup. Estos encuentros que pueden designarse como un encuentro con la ética no son frecuentes, pero es esto lo que constituye la cura.

Para sostener esta posición, tuvimos que estar muy atentos a cualquier ocurrencia de lo imaginario: como por ejemplo tener en cuenta eventuales descontentos inducidos por el no reconocimiento de aquellos que, pese a haber trabajado duramente, no nos han llevado a modificar, por ejemplo, nuestra relación con el saber; o temer por adelantado el efecto que pudiera tener la creación de una lista muy reducida. Esto hubiera supuesto ceder en nuestro deseo de analista.

Subsiste, pese a todo, un aspecto arbitrario, el que afecta a aquellas o aquellos a quienes no hemos escuchado, bien por no estar presentes nosotros en los lugares en los que ellas o ellos tomaron la palabra, en especial en lo que se refiere a nuestros colegas sudamericanos; o bien porque no hayan tomado la palabra. Es una consecuencia inevitable de nuestra apuesta esencialmente subjetiva.

Así pues el Protocolo sería en parte una tentativa de desanudamiento imaginario que nos llevaría a crear una lista que se inscribe, de facto, en el orden simbólico. ¿Entonces qué ocurre con lo Real en esta tarea asignada por nuestra institución analítica? ¿Acaso no estamos abocados a confrontarnos con lo Real de este reconocimiento esperado? Este punto engendra la dificultad de bordear una « nominación » que no es tal….. Bien es cierto que entre reconocimiento y nominación la frontera está claramente delimitada, ¿pero acaso esta frontera es totalmente estanca? El reconocimiento no se libra del orden de lo Real y se llega al límite de lo decible en esta cuestión, lo cual debe ponernos en guardia frente a una lista que pudiera venir a obturar ese agujero.

Hemos querido expresar nuestro reconocimiento hacia aquellos que nos han movido a trabajar, aclarando que una lista sólo puede ser provisional y que no supone ningún sello ni menos aún una etiqueta de « analista »; depende únicamente de aquellos que la han establecido habida cuenta de sus vínculos de trabajo durante estos dos últimos años, como hemos señalado anteriormente.

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