Jean-François Pietri -Odio Originario, Amor Original

Odio Originario, Amor Original
Hesíodo (Siglo VIII a. C.)
Empédocles (490 a. C.- 430 a. C.)
Aristóteles (384 a. C.- 322 a. C.)
El concepto de origen se determina en tres dimensiones!en la lengua francesa : « !originaire!» = originario, «!originel!» = original 1 y «!original!» = original 2.
Es « ! originario ! » el lugar de donde proviene uno, de él quedan huellas, signos, vestigios. El origen, a menudo mítico, es inolvidable. Es la fuente primordial, el evento inicial, anhistórico, no es el comienzo sino su razón de ser, la causa primera de una interminable serie. Es «!original!» lo que se produjo una primera vez y volverá a producirse, a repetirse, a marcar definitivamente
(como el pecado original). El origen se presupone a sí mismo, remontando siempre hacia un pasado más remoto : si se descubre el origen, se interroga uno sobre el propio origen. El Grund (el fundamento) apela a un Urgrund, el fundamento del fundamento, señala Heidegger. En este sentido, lo originario sería inaccesible, lo original siempre presente en su mantenimiento, su
repetición.
¿ Por qué hablar pues de un Odio Originario y de un Amor Original ! ? El odio sería primero, primordial, esencial ! ; el amor sería segundo, posterior, existencial. Éstos son calificativos muy abstractos, parece ser. Su concretización pasa por la dimensión de la originalidad. Es «!original!» (sentido 2) lo asombroso, lo ináudito, lo nuevo, lo nunca visto antes. Lo original-2. La originalidad es creadora, paradigmática, da lugar a copias más o menos pálidas, imitaciones más o menos acertadas.
El poeta Hesíodo, contemporáneo de Homero, nos entrega en su Teogonía, el Génesis de los Dioses, una versión original de la mitología griega, que hace remontar el tiempo de los orígenes hasta la cosmología, los datos elementales del mundo. El presente ensayo de hermenéutica no es filosófico, tampoco psicoanalítico, tan solo meramente literario. Su objeto es una lectura
interpretativa del mito de Crono, un extraño relato que se puede entender como una leyenda de los tiempos anteriores al tiempo mismo, gracias a la homonimia con Cronos. Esa leyenda desplega el odio originario de Gea, la Tierra, contra Urano, el Cielo. Urano la agobia, la sofoca con todo su peso, en todos los puntos del espacio. Cada noche Urano se tumba sobre Gea, impide
a sus hijos que vengan al mundo, y la Tierra-madre sufre y gime en el interior de sus entrañas. El final violento de ese drama cósmico es la castración de Urano por Crono, hijo de Gea. El ser ctónico « ! de pensamientos retorcidos ! » oye la protesta de su madre y accede a su deseo de deshacerse de un progenitor engorroso y tiránico en exceso.
¿ Cómo se debe entender el gesto de Crono ! ? ¿ Cómo interpretarlo ! ? Si se trata de la manifestación del Odio elemental ¿ cómo articularlo con un Amor original (1)!? La mitología no explica nada, da sentido a nuestras interrogaciones y las perpetúa. El mito de Crono es enigmático (en griego, «!enigma!» significa la palabra oscura que hay que descifrar). ¿ Qué dice verdaderamente el mito!? ¿ Qué pasa realmente en él!? El fondo cosmológico del logos hesiódico El aedo Hesíodo, cuyo nombre significa « ! el que se vuelve voz ! », tal vez sea legendario. Los testimonios de su existencia son posteriores a su fama, siendo uno de ellos autobiográfico. En su segundo poema, Erga kai Emerai, Los Trabajos y los Días, el verso 116 describe su patria chica, Ascra en Beocia, como « ! un pueblo maldito, malvado en invierno, duro en verano, nunca agradable!». Un lugar odioso por su aridez, su pobreza y la penibilidad de las faenas que exigía.
Empédocles de Agrigento es físico, filósofo. Se esforzaba en resolver los misterios de la Naturaleza, del orden de los fenómenos. Clemente de Alejandría (Stromata, V-9) le atribuye una extraña declaración ! : « ! Yo soy un exiliado de Dios y un errante, estoy condenado al odio, al furioso delirio ! ». La tradición poética griega mandaba encabezar un poema, un discurso, un
tratado, por una advocación a las Musas inspiradoras y garantes de una verdad que se iba a transmitir a los oyentes. La palabra verídica se llama Alètheia y recuerda en su etimología al río Lete en el reino de Hades, el desierto del Olvido. Precedido por el « ! alfa ! » privativo, eseconcepto se enuncia contra la mentira y la apariencia engañosa, volviéndose así inolvidable.

¡ Genio de la lengua griega!! La Alètheia, la Palabra de la Verdad, está muy próximo de alétéia, el vagabundeo. El físico Empédocles se designaba como errante, vagabundo, a pesar de que estaba convencido de ejercer la palabra auténtica bajo el control de las Musas. ¿ Es una paradoja!? Tal vez no, si se piensa en su vocación para «!el odio y el furioso delirio!». El Cosmos,
aquel gran Vivo de hermosa Apariencia (piénsese aquí en la palabra «!cosmética!») no lo ha sido siempre. Se convirtió en ello por el odio y la violencia. El mundo se fundamenta en cuatro elementos distintos!: Tierra, Agua, Aire, Fuego. Y sus encuentros, sus oposiciones, sus escisiones y reuniones, sus armonías y sus conflictos, son los que producen todos los fenómenos.
Empédocles estuvo fascinado por el volcanismo ! : un acontecimiento monstruoso o milagroso que consigue lo imposible. Se incendian aire y tierra, la erupción es una fusión que fluye en ríos de lava incandescente por las laderas del cráter. La causa del fenómeno es inaccesible, sepultada en las profundidades de la tierra. El paisaje queda trastornado, el aire resulta irrespirable, las
nubes de cenizas oscurecen el cielo, la tierra se quiebra y se abre en huecos insondables. El ansia de saber que anima al sabio no recula ante el caos y la desolación. En su búsqueda de la verdad lo precipita dentro del Etna que solo devolverá sus sandalias. ¿ Dónde está la Alèthéia!? ¿ Dónde la alétéia ! ? Los errores de Empédocles resultan de su vagabundeo. Su fascinación, su terror
admirativo, el delirio de su discurso poético, el furor de su ansia de conocimiento. ¿!Qué lugar ocupa el odio en esa devastación!?
Aristóteles, filósofo lógico, corrige estos errores / errancias y vuelve a poner en su sitio los elementos. En su Física (VIII, I – 252 a 7), le reprocha a su antecesor, con cierto desprecio irónico, sus incoherencias. «! Empédocles parece decir que el hecho de que la amistad y el odio manden y influyan movimiento cada uno a su vez es un atributo necesario de las cosas y que, en
el intervalo, descansan alternativamente. Pero si proseguimos y nos centramos en el espíritu y no en la letra de sus palabras, que solo son míseros tartamudeos, descubrimos que la amistad es la causa de los bienes y el odio la de los males.!» ¡ He aquí nuestro filósofo del Odio primordial y del Amor consolador bien servido!! La física de Empédocles no está clara!: se fundamenta en la
distinción originaria de los cuatro Elementos pero los mezcla, los reúne para que se opongan y se separen de nuevo. A veces el Todo es armonioso en la diferencia, otras es discordante en la distinción. Hay identidad, luego alteridad. A veces la amistad reina serenamente, otras el odio destruye furiosamente. Empédocles fracasa al concebir el devenir como unidad de los contrarios,
Heráclito, el primer filósofo histórico, lo había conseguido.

La psicología de Empédocles es equívoca, Aristóteles la precisa en el capítulo segundo del libro segundo de La Retórica, distinguiendo la cólera del odio. «!Entramos en cólera cuando tenemos problemas, y cuando sentimos problemas es que deseamos algo. Entra uno en cólera cuando los acontecimientos son contrarios a lo que esperamos, nos irritamos más contra nuestros amigos que contra los que no lo son. La cólera nace de razones personales pero el odio puede nacer fuera de esas razones. La cólera se puede sanar con el tiempo, el odio es incurable. La primera trata de provocar pena, el otro quiere hacer daño, el hombre en cólera siente pena, el odioso no siente ninguna. Es que el uno quiere que el que provocó su cólera sufra a su vez!; el otro, que el objeto de su odio esté aniquilado. ! » L’alétéia de Empédocles, es decir su errancia, no completamente errónea – es aún una confusión, un equívoco entre lo originario y lo original, en su acepción primera. Los caracteres coléricos se irritan a menudo y luego se apaciguan. Los que odian lo hacen constantemente, su odio es inextingible. La cólera coloca a uno fuera de sí, a veces porque el otro se niega a quedarse en su sitio, en cambio el objeto del odio puede anular la subjetividad por su omnipresencia intolerable. En la cólera, se está fuera del tema, en el odio, se está fuera del marco porque un objeto obsceno ocupa toda la escena.
¿!Qué sucedió en la cumbre del Etna!? La cólera de Empédocles contra lo imposible vuelto real se mudó en odio contra las potencias subterráneas, enseguida circunscrito por una imposibilidad de saber que le resultó fatal al físico.
Las rectificaciones aristotélicas y su realismo pueden ser útiles al presente ensayo de hermenéutica del mito de Crono. Lo emprendemos con un principio no ortodoxo ! : articulando una lectura simbólica del relato con su lectura realista. En otras palabras, vamos a proceder como si laleyenda fuera verídica o, dicho de otro modo, como si su sentido oculto fuera evidente. La
ventaja esperada es que se consiga comprender las aporias del mito, sus atolladeros y su repetición. La historia de Crono se repite en efecto en el texto de Hesíodo con Zeus, el primer dios vivo que se salva de la devoración.

Antes de la castración del cielo, no se sabe que está vacío, se le cree, se le fantasea lleno, para
olvidar su gravedad. El gesto de la hoz que surca el éter es crono-lógico!: el tiempo empieza por
un evento inicial. La castración es inaugural, el posible infinito se abre (por una hendidura) sobre
lo real momentáneo, instantáneo, inmediato. La rueda del tiempo no gira más sobre sí en el vacío
sino que gira sobre la tierra!: ¡ mola!! Empieza el trabajo, la producción del mundo humano ya
tiene razón de ser, se realiza. Gracias a la castración de Urano por Crono, existimos (en latín, ex-
sistere significa literalmente crecer, salir de tierra). La existencia precede a la esencia, primero
hay que existir (en el sentido de vivir) para luego ser y perseverar en su ser, es decir desear.
Aristóteles tenía razón ! : el hombre es un zoon logikon, un vivo hablante, siendo su devenir el
zoon politikon que vive en una ciudad y debate con sus semejantes de lo que es justo.
Volvamos al Odio Originario y a las cavilaciones de Empédocles. Como físico mitológico, no
entendió a Hesíodo, cuyo relato permite al pensamiento deshacerse del fantasma ctónico de la
generación espontánea sustituyéndole la reproducción sexuada. El néos, el recién nacido, tiene
como origen la unión de una mujer con un hombre, su vida ya no es elemental sino compleja.
Según Aristóteles, físico lógico, él tampoco entendió el movimiento que supone un mundo
dividido en lugares de seres fijos de los que nos alejamos y con los que nos juntamos luego. No
había que mezclar con ese mundo ni el odio ni el amor, sino dejarlos fuera de él, como deseos
humanos, a veces destructores, otras constructores. La aventura humana ha de ser legible y para
que sea comprensible tenemos que tomarla con nosotros.
Arriesguemos ahora una lectura psicoanalítica – desde luego no autorizada – del problema
considerado. El gesto castrador de Crono es el de un «!lugar-teniente!», un oficial que actúa bajo
la orden de su madre-capitana, que sirve de lugar de ser a lo que aún no ha tenido lugar ! : el
evento del Odio primigenio. El espacio terrestre móvil (la superficie de la tierra « ! de ancho
pecho!») estaba agitado por sobresaltos!: los terremotos, las erupciones volcánicas. Gea sufre, se
queja y gime, monta en cólera. Crono el Odioso oye su queja, responde a su cólera. Pero su
respuesta se vuelve contra sí mismo!: el movimiento violentamente circular de su hoz cortando el
espacio lo mutila realmente cuando termina. El odio de Crono está sin objeto!: el cielo no es un
padre, el cielo está vacío y mudo porque no hay nada que decir. El lugarteniente Crono obedece,
sigue las órdenes del capitán Gea restableciendo el orden natural contra el ubris, el exceso de
copulación permanente. El goce estéril es abolido, le sucede el goce fecundo. El género humano
ya puede reproducirse, autoengendrarse y ya no hay generación ctónica, no hay más autóctonos,
no más hijos de la Tierra, aún menos hijos de la Tierra que sean mudos (infantes). Las hijas e
hijos son los Néoi, los recién nacidos, a los que pronto se les designarán por sus padres y sus
nombres.
Esta tesis remite a la interpretación freudiana del mito de Edipo por Levi-Strauss. Edipo es el
último hijo de la Tierra abandonado por sus padres y confiado a un pastor que lo transporta
sobre su espalda después de atravesarle los tobillos con una cuerdecilla cual una presa de carne.
La clave del enigma de la Esfinge, es la comprensión de la procreación!: el ser humano nace de la
unión sexual de un hombre y una mujer, camina sobre cuatro patas porque es prematuro, sobre
sus dos piernas en su madurez y se vuelve trípode cuando ya es un anciano. Edipo comete el
incesto sin saberlo. Se casa con Yocasta a la que no reconoce como su madre, por inadvertencia,
cegado por su deseo. Se castigará por ello, abandonará Tebas después de arrancarse los ojos con
los broches de su madre. Pero continúa el ciclo trágico ! : acompañado de su hija, se casará con
ella para fundar una nueva ciudad.
¿ Por qué habría un Odio Originario y un Amor Original!? La castración de Urano es el principio
de un viaje hacia el centro de la Tierra, del que Empédocles no volverá. Solo se encontrarán sus
sandalias. La Tierra siente odio porque lo contiene todo y no entrega nada de entrada. Es lo que
nos moviliza, lo que da a nuestros trabajos y a nuestros días un ardor imprescindible. El amor
nos motiva, embelece al mundo originalmente. La unión erótica es la mezcla de los cuerposrepetidas veces. Hacer el amor da ganas de volver a hacerlo luego de algún tiempo, pues, desde
Cronos, el tiempo se ha vuelto ritmo y los seres hablantes que viven en la representación pueden
aparearse cuando les apetezca y no cuando lo exige la naturaleza. El Odio ctónico originario es
pues liberador de la inflexible necesidad. Hace falta que el Odio empiece, como la Fiesta.
Aclaraciones filosóficas
Crono no nació, es el hijo ctónico de Gea, la Tierra inmensa, atrapado en sus entrañas oscuras
por Urano, el Cielo que cubre la Tierra permanentemente. Sus pensamientos son retorcidos
porque de antemano están llenos de odio, como la opresión de la Tierra por el Cielo
inmensamente pesante. Gea quiere librarse de él, respirar, tomar aire para moverse, no estar más
confinada en su dolida inmovilidad. Algo tiene que ser cortado, hay que crear un espacio vacío
entre la Tierra y el Cielo. El aire, el éter, tienen que ser rasgados para que los frutos de la tierra
vean por fin el día y se alimenten con la luz.
Esta operación será una castración! : porque Urano se une con Gea permanentemente, eso debe
cesar. Crono es el único en responder a la demanda de Gea, que ha bruñido en sus entrañas el
arma del crimen, la hoz de filo agudo, capaz de rasgar las carnes más correosas. Urano no es un
padre real, no tiene la coherencia material de un padre, el cielo solo contiene aire en movimiento.
El drama se da en el gesto rápido y violento de Crono que no encuentra ningún atributo viril
pero sí termina sobre los del propio autor ! : Crono se castra a sí mismo al querer castigar a su
padre odiado. Sus turmas se caen al suelo con la sangre de su herida, el esperma cae al mar,
forma la espuma de las olas (aphrós en griego), de la que nacerá Afrodita, la Venus romana,
diosa del deseo, del amor y la sexualidad.
El Cosmos se estructura luego como un continuum espaciotemporal. Habrá una cronología de la
acción, tanto de los hechos como de los fenómenos. Pero el destino trágico de Crono no se
termina. El no nato se ha automutilado, sus hermanas y hermanos monstruosos y divinos salen de
las tinieblas pero él no puede engendrar. ¿ Qué puede pasar ! ? El eterno retorno de lo mismo ! :
Crono se casa con Rea, su hermana, otra figura de Gea la Tierra. De su unión incestuosa nacen
hijos de nuevo ctónicos y Crono repite la historia de Urano. Temiendo que sus hijos lo
destruyan, tomado por el odio, los devora al nacer. Goya figuró en una de las Pinturas negras de
su Quinta a un Saturno, transposición romana de Crono, ogro enfurecido de mirada alucinada
devorando a uno de sus hijos.
Para poner fin al ciclo fatal del mito, para que se inicie el reinado de los Dioses, hace falta que
Zeus nazca de verdad. Zeus quiere vivir (su nombre se emparenta con el verbo griego Zèn,
vivir). Para salvarse de la devoración, le pide a Rea que le transforme en una piedra envuelta en
pañales que engañan al ogro cronófago. Al no poder naturalmente digerir la piedra, Crono está
obligado a regurgitarla. Después de este evento de repulsión originaria, Crono se ve reducido a la
impotencia ! : no engendrará nada en adelante, ha advenido la edad de los Dioses olímpicos, le
seguirá la edad de los Hombres, por fin, al cabo del combate entre Dioses y Titanes.
El camino abierto se cierra en un ciclo, la historia no empieza verdaderamente, se repite con
Zeus. Pero un final provisional, el de un episodio, sí es posible. Es una estrategia de contorneo,
una astucia de la inteligencia, o más bien de la razón, que es propia del hombre. Homo est animal
rationale, había dicho Heidegger, es el bicho que presenta. No se ha terminado con la repetición,
que se perpetúa en la Tragedia inventada por los griegos para operar la Catarsis, la purificación
de las pulsiones y de las pasiones llenas de odio. Edipo es el paradigma de ello. Es el último hijo
de la Tierra, se crea tal porque se piensa huérfano. El pastor-exclavo que lo recogió le atravesó
los tobillos pasándole una cuerdecilla para transportarlo más fácilmente sobre su espalda. De
aquello cojeó, lo que le valió su apodo, el Cojoque se aplica a los hijos ctónicos en los mitos.
Levi-Strauss, en el método estructuralista, lo interpretará como una imposibilidad de apoyarse en
la Tierra para recobrar fuerzas. Edipo realiza la siniestra profecía ! : en camino encuentra a su
verdadero padre y lo mata. Después de contestar la pregunta de la Esfinge, toma su sitio
casándose con la reina de Tebas, Yocasta, su verdadera madre. El más clarividente de los
hombres no ha visto venir nada. Se exiliará de la ciudad después de autocastigarse arrancándose
los ojos. Lo que Freud llama el complejo de Edipo no es más, según Levi-Strauss y René Girard,
que la lastimosa historia de un chivo expiatorio expulsado de la Ciudad por haber llevado allí la
escandalosa obscenidad del mal. Edipo es el último ctónico víctima del odio de los hombres,aquel Odio originario, elemental, del que tal vez deriven nuestros deseos…
¿ Se puede hablar del genio de Hesíodo ! ? A mi juicio, sí, es singular y su estructura se
reconstituye por una reflexión sobre las diferentes etapas del mito de Crono (iba a decir su
cronología, cruzada con el realismo).
Gea y Urano no son ni madre ni padre. Son metáforas del origen (origo, nacimiento,
procedencia), fantasmático de la vida misma. La idea de origen manda al pasado más remoto la
imposibilidad de un primer comienzo. ¿ ! Cómo empezó el tiempo ! ? ¿ ! Desde cuándo hay seres
vivos!? El origen, si se me permite expresarme así, se muerde la cola!: se presupone a sí mismo,
es un surgir, un evento inexplicable, el hueco, la hendidura, de donde emerge el ser
repentinamente real.
Crono no es ni dios ni hombre. Según la tipología aristotélica de la Politíca, es un Monstruo,
« ! sin estirpe ni hogar ! ». Crono está solo con sus « ! pensamientos retorcidos! », curvos como su
hoz forjada por Gea en sus oscuras entrañas llenas de odio.
El mito de la castración de Urano tiene varios sentidos compatibles con la geografía y la
cronología naturales. Antes de la reproducción animal, hay una generación plantaria de lo vivo!:
la tierra, liberada de la opresión celeste, se vuelve fértil. Se cubre de bosques, de llanuras, de ríos
bajando montes nevados, su superficie podrá ser cultivada, labrada, sembrada. El mundo se abre
a la vida humana por venir, sus elementos son recogidos, reunidos, allí donde el Odio originario
los tenía separados.
Crono es monstruoso por ser ctónico. El hijo de la Tierra es una metáfora imposible porque la
tierra no tiene hijos, no engendra nada. Esa monstruosidad le impide reproducirse (el monstruo
biológico es una contradicción viviente que hay que eliminar, que no tiene descendencia), y el
mito sanciona la prohibición por una autocastración. Animado, movilizado por un Odio
originario de los Elementos (la indistinción entre la Tierra y el Cielo), el movimiento de
separación, el gesto circular de Crono se vuelve, lógica y mecánicamente, contra él mismo.
Crono el No Nato no puede nacer con turmas, se las corta y el esperma sangriento cae al Mar-
Madre. De la espuma de las olas, el aphrós griego, nace, como lo apuntamos anteriormente,
Afrodita, diosa del Deseo, de la Sexualidad y del Amor.
Sentido último del mito!: no hay deseo sin odio previo, el deseo reúne lo que el odio separó en el
origen. Para desear, hay que destruir la transcendencia mortífera del Cielo que se revela vacío. El
cielo ahoga, asfixia el deseo, obtura el espacio de sus posibilidades. El gesto de Crono deshincha
al cielo, la hendidura de la hoz permite que el aire se salve, la lluvia caiga, la vida se anime. El
destino singular de Crono es la repetición de la autodevoración!; el ogro cronófago se traga a sus
hijos que hizo con su hermana Rea (doble de Gea), solo Zeus se salvará por el Engaño (Metis).
¿ El genio de Hesíodo!? Crono odiaba al Cielo-Padre, Gea odiaba a ese progenitor monstruoso.
Esos dos odios se conjugan y fomentan la abolición de lo que es odioso. Pero la operación está
desviada ! : la hoz separa el odio pulsional real de su objeto imaginario y restablece el orden
natural. Crono solitario y elemental no debía engendrar, ni siquiera disponer de órganos
reproductores. Se los corta, en realidad, creyendo sancionar-seccionar a su padre simbólico. Esta
situación aberrante, ese error fatal, lo condenan a la repetición hasta el nacimiento de Zeus que
inaugura la Teogonía. En ese sentido, la pulsión de muerte podría constituir el fundamento
originario del deseo original. « ! El erotismo es aprobación de la vida hasta en la muerte. » En
Hesíodo, después de la Teogonía, el Nacimiento de los Dioses, se abre el ciclo de los Trabajos y
los Días. «!Pero el resultado del trabajo es la ganancia!: el trabajo enriquece. Si el resultado del
erotismo se considera en la perspectiva del deseo, independientemente del nacimiento posible de
un hijo, es una pérdida a la que responde la expresión paradójicamente válida de ‘’pequeña
muerte’’. Pero la paradoja ¿ está desplazada cuando está en juego el erotismo ! ? ! », ! se
interrogaba Georges Bataille en Las Lágrimas de Eros, planteando así el tema de una economía
del deseo.
Jean-François Pietri, Catedrático honorario de Filosofía, Lycée Giocante de Casabianca, Bastia.
Traducción!: Béatrice Castoriano

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