¿Que creer? Argumento 2023-2024
¿QUÉ CREER?
“¿Qué puedo saber, qué debo hacer, qué me está permitido esperar?”1
El ejercicio privilegiado de un psicoanálisis nos lleva a defender el sujeto, eso plantea una pregunta: ¿podría este nuevo sujeto tener un pensamiento “desalienado”? Este no es el caso. Los habla-seres (parlêtres) continúan sin poder creer en su propia muerte y eso contra toda evidencia. Creencia que promueven todas las religiones y en particular las sectas.
Por lo que respecta a la creencia, abundan los ejemplos, como el de aquellas personas que escaparon de los campos de exterminio nazi y al volver a dar testimonio a sus propias comunidades fueron consideradas dementes. Más recientemente, tras la catástrofe de Chernóbil, aquellos que viviendo en las proximidades de desastre no pudieron creer en lo peligroso de la situación. O también, más cercano a nosotros, el anuncio de una enfermedad incurable que no tiene otro efecto en el sujeto sino el de “no querer saber nada de eso”.
Los discursos complotistas actuales atestiguan de esta misma propensión a hacer prevalecer la opinión sobre las pruebas científicas. El sujeto prefiere creer antes que considerar la prueba. Nuestra propia disciplina psicoanalítica, cuyo motor sigue siendo la transferencia, también se define por un modo de creencia que se refiere al sujeto supuesto saber, ficción necesaria, que coloca al analista en un lugar en el que el amor que se le atribuye será a la vez un motor de la cura pero también una resistencia a menudo insuperable.
El amor sigue siendo hoy el principal elemento constitutivo de cualquier creencia. Sobre este punto, un análisis llevado hasta su término implica haber podido atravesar, si no el fantasma, al menos la necesidad de esperar algo de este amor imaginario. Lo que nos conduce a la pregunta siguiente: después de un análisis, ¿se puede amar y ser amado de otra manera?
La ansiedad fundamental ante la muerte reviste nuevas formas y apelaciones tales como la eco-ansiedad, que no es sino el nuevo nombre del miedo a la muerte. ¿Cómo distinguir hoy entre lo que es estrictamente ansiedad y lo que debería alertar a la población sobre cuestiones importantes, como es el anuncio de una muerte segura del planeta predicha por el discurso científico de la ecología?
Ya se trate de las tesis freudianas de Tótem y Tabú o las de ‘Massen Psychologie’, el resultado muestra, por un lado, la identificación y la adhesión de los sujetos a un discurso que excede sus propios significantes y por otro lado, el éxito de un yo ideal de grupo que corta de raíz cualquier cuestionamiento de la singularidad.
¿Cómo considerar hoy la posibilidad de que un análisis pueda llevar a un sujeto a la destitución del ideal? Ideal que, en ciertos casos, puede volver al lugar que quedó vacante y donde una nueva creencia en el psicoanálisis puede ejercer sus nuevos rasgos de alienación y de creencia en un líder, un amo supremo que finalmente detentaría la buena palabra.
Sobre este punto Freud no es ambiguo y sus intercambios con el pastor Pfister lo atestiguan: el psicoanalista no puede ser un “pastor de almas”.2
¿No estamos moldeados por esta creencia que permite constituir el sujeto? ¿No son las teorías sexuales otras tantas falsas creencias necesarias pero transitorias?
El campo de las psicosis está coloreado con una exacerbación de ciertas creencias que no se desalojan tan fácilmente y que llevan al sujeto a dejar de diferenciar entre lo que cree y lo que conviene objetivar; en este sentido es un sujeto alienado.
1 Lacan, Television Le seuil 1974
2 Cartas de Freud a Oskar Pfister